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La visión de los Jóvenes del 26 de Marzo. OTRA MIRADA SOBRE LOS NÚMEROS DE UPM

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 2 dic 2017
  • 4 Min. de lectura

En días en que el gobierno frenteamplista utiliza argumentos económicos para justificar prácticamente cualquiera de sus medidas de política, nos parece importante utilizar el mismo tipo de argumentos pero para mostrar lo criticable que son las políticas que están llevando adelante. Puntualmente, la apuesta a la inversión extranjera en áreas clave de la economía, cuyo caso paradigmático en la actualidad es UPM.

Argumentos del FA a favor de la instalación de la nueva pastera: creación de 4000 puestos de trabajo directos e indirectos durante la etapa operacional, entre 3000 y 5000 puestos de trabajo durante la construcción de la planta, lleva desarrollo económico al centro del país (la zona más atrasada en términos de desarrollo), ingresos a las arcas públicas estimados en 120 millones de dólares anuales, posicionaría al país como el segundo exportador mundial de celulosa, becas estudiantiles para alumnos uruguayos financiadas por UPM, generación de energía renovable para el país a un precio inferior al de otros operadores privados, entre otros. Críticas para hacerle a estos argumentos hay muchas, en particular señalando que todos parten de una visión totalmente sesgada del impacto económico de la planta. Asumiendo como reales las estimaciones sobre los puestos de trabajo a generarse (que dado el personal con el que operan las actuales fábricas de celulosa, son muy poco creíbles), hay que destacar que según el acuerdo firmado solo el 75% de la mano de obra será uruguaya, por lo que esos 5000 puestos de trabajo durante la construcción en realidad son unos 3700; el mismo razonamiento habría que aplicar a los puestos de trabajo directos que se generen durante la operación de la fábrica, información que raramente no aparece publicada. Además, refiriéndonos solamente a la creación de empleos, hay que resaltar que estos análisis son totalmente microeconómicos, es decir, no están teniendo en cuenta el impacto en el total de la economía de la instalación de esta planta y de la profundización del modelo forestal. Como es obvio, la instalación de fábricas de celulosa en el país (que generan empleo en construcción, algo de empleo en la planta, en transporte, etc) necesitan de plantaciones de árboles, particularmente Eucaliptos, y el crecimiento de la forestación en el interior ha sido durante las últimas décadas el principal factor de desplazamiento de la población rural del campo a la ciudad (junto con los monocultivos sojeros), y de las ciudades del interior hacia la capital, engrosando los asentamientos y la miseria principalmente en la periferia montevideana. El crecimiento de la forestación y la fabricación de pasta de celulosa está en primera línea entre las causas de las pérdidas de miles de empleos en el interior del país, por lo que cuesta pensar que la creación neta de empleos sea positiva. Por otra parte, tampoco es cierto que se generan grandes encadenamientos productivos entorno a la celulosa ya que, por ejemplo, las fábricas de papel han venido desapareciendo en nuestro país, contrariamente a lo que había sido la promesa de establecer en Uruguay un polo productivo entorno a la cadena forestación-celulosa-papel-libros. Otro factor que es muy difícil de estimar pero que ni siquiera en términos tentativos ha sido tenido en cuenta por el gobierno es lo que en economía se conoce como enfermedad holandesa: los ingresos masivos de divisas a un país generados como contracara de la exportación de productos primarios presionan a la baja al tipo de cambio. Dicho en otras palabras, la expansión de los monocultivos de soja y eucaliptos, y el procesamiento de estos últimos para obtener pasta de celulosa, han hecho crecer enormemente las exportaciones uruguayas, cuya contrapartida es un gran ingreso de moneda extranjera (dólares principalmente) que por su abundancia en el mercado local, baja su precio. Esa caída en el valor nominal del tipo de cambio es un factor determinante para la pérdida de competitividad del resto de la economía doméstica, básicamente la industria de bienes transables. Si el tipo de cambio baja, nuestros productos de exportación se encarecen en dólares, en tanto que las importaciones se abaratan, por lo que se vuelve insostenible la producción para buena parte de la industria local. Convertir a Uruguay en el segundo exportador mundial de celulosa, por más lindo que suene, no haría más que profundizar estos problemas. Según el gobierno la actividad de la nueva planta de UPM generará al estado un ingreso de 120 millones de dólares anuales. Este número de por sí nos genera cierta desconfianza, pero aun asumiendo que fuera cierto, hay que contraponerlo a los 1000 millones de dólares que el estado debe invertir en infraestructura y a la pérdida de recaudación tributaria causada por el cierre de otras empresas desplazadas (como las mencionadas por pérdida de competitividad). En ediciones anteriores de La Chispa ya nos referimos a las 20 becas a estudiantes, que aunque en lo que son los montos de dinero que se manejan son prácticamente irrelevantes, quedan cubiertas con creces por los “aportes” que el estado uruguayo hace a UPM creando y modificando planes educativos a su medida, y poniendo recursos públicos a favor de las necesidades de capital humano de la empresa. En cuanto a la energía eléctrica que UTE comprará a la pastera finlandesa, es cierto que el precio que se maneja para el megavatio hora (USD 72.5) es menor al promedio pagado actualmente por UTE a otros productores de biomasa. Lo que no se tiene en cuenta es que en el caso de UPM habrá un compromiso de comprar su excedente de energía eléctrica por nada menos que 20 años a un precio fijo, en una época en la que probablemente las fuentes de generación de biomasa aumenten y su precio baje sustancialmente. Un contrato de compra de tan largo plazo en estas condiciones es claramente favorable a la empresa finlandesa y potencialmente perjudicial para la UTE, además de que le otorga a UPM un importante peso en la producción eléctrica nacional (se estima que solo con la nueva planta producirá el 9% de la energía que necesita el país, a lo que hay que sumarle la producción de la planta ya instalada). Esta entrega de los intereses nacionales a UPM afecta a todos los uruguayos, pero más que nada a los jóvenes, ya que sus principales efectos se verán en el largo plazo, y seremos los jóvenes quienes debamos pagar los platos rotos por un gobierno que se dice de izquierda pero en lo económico es abiertamente neoliberal.

CONTACTO: Mail: jovenes26m@gmail.com Facebook: juventudveintiseisdemarzo


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