Editorial: El mercado libre no organiza la sociedad
- La Juventud Diario
- 2 dic 2017
- 2 Min. de lectura
En nuestro país y a escala planetaria, en las últimas décadas hemos visto un gran desarrollo de la economías para avanzar en el libre comercio, y la búsqueda de la libertad para que las fuerzas económicas, sociales y políticas interactúen a los efectos de desarrollar el desarrollo del capitalismo mundial. Esto se presenta como un hecho irremediable el cual no puede modificarse, sin embargo ello no es así. Los economistas de la gran burguesía hace tiempo que desde los principales países han llevado adelante esta idea en el marco de una lucha competitiva sin cuartel, a los efectos de imponer esta política, que expresa poderosos intereses económicos en el mercado internacional, y se puede decir que no sin grandes sobresaltos, esta línea es la dominante. Sin embargo, ello lejos de emprender verdaderos para el desarrollo y que potencie el desenvolvimiento de las fuerzas productivas, ha provocado el caos, la guerra, el incremento del racismo, las crisis de la inmigración, la xenofobia, la violencia social en las más variadas expresiones discriminatorias, y también la distancia cada vez mayor en la desigualdad entre países pobres y los extremadamente ricos. Ello quita enormes posibilidades al desarrollo social que favorezca a los pueblos de América Latina, de Africa y Asia, que continua siendo un lugar de búsqueda por parte de las grandes compañías internacionales e recursos minerales y alimentos de todo tipo que garanticen su desarrollo. Por ello es que cada vez que aparece un conflicto siempre están presentes estos intereses que traban el desarrollo de la democracia, así como el desarrollo social y político independiente. Por ejemplo cual ha sido en las últimas décadas la actitud de las políticas financieras dominantes en relación al ahorro de los aportes de los trabajadores durante toda su vida, solo se han preocupado de instrumentar políticas de consenso que garanticen la expropiación para los bancos privados del ahorro social. Ello ha pasado en Europa, también en los Estados Unidos y América Latina, ejemplos sobran. Aquí tenemos un punto importante que no es el único donde el desarrollo social se traba y decae sustancialmente, bajo el influjo de las políticas de libre cambio también establecidas en el área financiera. Claro que la presión de los intereses económicos y la sumisión a estas políticas ha sido tan grande que ello ha llevado a la promoción de ella por dirigentes de las áreas provenientes de campo popular. Sin la comprensión de estos cambios es imposible comprender los tiempos que vivimos, y las nuevas conformaciones sociales y políticas que están en marcha. En las últimas décadas hasta nuestros días nuestro país ha vivido un fuerte cambio desorganizador de su vida social, que ha redundado en un amplio beneficio, de la obtención de altas ganancias financieras abiertas en el proceso de privatizaciones, de crecimiento de la deuda externa, de la extranjerización de la propiedad de la tierra, que ha tenido como denominador común el inclinarse desde las políticas oficiales al llamado de las fuerzas que operan en el libre mercado libremente. De ello, a que no es necesario la acción de los partidos hay un paso pero hacia el abismo. Por ello es que la labor de organización integral en el siglo XXI, en una perspectiva antiimperialista y socialista, son imprescindibles.
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