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Columna: “El País” defiende una política educativa ultra radical y la llama mesurada.

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 14 nov 2017
  • 5 Min. de lectura

Escribe: Prof. Andrés Freire

El día 14 de noviembre del corriente en su página editorial el diario El País decide entrar de lleno a la política educativa y a lo que nosotros venimos denunciando reiteradamente: el acuerdo de toda la derecha nucleada en torno a EDUY 21 para destruir el Estatuto del Funcionario Docente, implantando una reforma educativa que no lo es tal, sino que básicamente será una reforma de las condiciones de trabajo de los docentes, donde estos pasarán a ser designados directamente por los equipos de dirección y o los padres, eliminando las efectividades y transformando entonces a todo el personal docente en personal precario dependiendo de la buena voluntad o no de quienes los contraten para mantener el trabajo. Sería de concretarse el triunfo absoluto de la flexibilización laboral en un sector clave en lo que tiene que ver con la reproducción del consenso y el control de uno de los aparatos estatales claves: el ideológico. Esta es una propuesta ultra radical, totalmente reaccionaria, que quiere retrotraer al conjunto de los docentes a las situaciones previas a las luchas dadas por los estudiantes del IPA en la década de los 60, volviendo a los momentos donde por ejemplo en plena época de la dictadura fascista eran los directores de UTU quienes asignaban directamente las horas a los docentes. El artículo titulado: “Hasta un finlandés se da cuenta”, comienza haciendo algunas consideraciones que son compartibles, respecto al acuerdo entre UPM y nuestro país en lo referente a la educación, pero luego entra en materia, citando además nuestra nota publicada en La Juventud el día 8 del corriente titulada “La derecha unida al asalto del Estatuto del Funcionario Docente”, para presentarla como una posición conservadora que es compartida por gran parte del profesorado, y que en su opinión busca incidir en la práctica gubernamental. Veamos el fragmento en cuestión: “Resulta revelador contrastar la mesura con que en este aspecto se expresan los técnicos de Eduy 21, en comparación con el calibre grueso que se emplea para atacarlos desde la trinchera contraria. Un docente ha escrito en el diario La Juventud que “si algo hay que reconocerle a Eduy 21 es su gran capacidad para haber podido articular orgánicamente a todas las derechas en un único programa educativo”. Algunos pueden pensar que esta es una expresión marginal y de escasa influencia. No es así. Refleja un estado de opinión que está plenamente vigente en un sector movilizado del gremio docente, que privilegia sus derechos por sobre los de los estudiantes y alimenta el complejo de culpa de las autoridades, más preocupadas por no lucir “de derecha” que por cumplir su función. Así, la combinación entre un gobierno prescindente y un sindicalismo corporativo, conduce al peor de los resultados. No es necesario ser finlandés para darse cuenta.” El mismo afirma que quienes estamos en la trinchera contraria usamos “munición gruesa”, en primer lugar tendríamos que definir quienes estamos en cada trinchera, porque en el Parlamento nacional hay una sola fuerza de los trabajadores que se llama Unidad Popular, que no participa en ese ámbito de intelectuales orgánicos de la derecha, donde sí lo hacen el resto de los partidos con representación parlamentaria. Y por ahora somos nosotros en soledad desde nuestros medios de prensa y nuestro accionar político y sindical los únicos que estamos denunciando este plan que ya está en marcha con acciones concretas impulsadas desde el gobierno y no condenadas por el sindicalismo mayoritario, como el reemplazo de los docentes de ECA por personas que dictan taller designadas directamente por los equipos de dirección, los que no han merecido ninguna medida concreta de apoyo por parte de los que no paran por los recortes, la imposición de planes, o dejar a nuestros colegas más débiles en el limbo, pero sí paran junto al PIT CNT para recibir a Lula y en rechazo del “neoliberalismo”, sin denunciar que neoliberalismo es la entrega del suelo, la tierra, el aire y el agua a UPM por tres monedas que nos van a volver a quitar.

Mesura y radicalismo.

Se habla también de la mesura de los técnicos, (¿nosotros somos políticos y no técnicos?, porque quien está escribiendo estas líneas tiene un título de profesor de educación media, es un técnico en la materia, no un tecnócrata, sino un profesional de la educación), he aquí el centro de la cuestión: ¿es una propuesta mesurada la que se hace? No. Las propuestas de EDUY 21 no dejan margen posible al acuerdo con los trabajadores de la educación, personalmente estoy de acuerdo con la elección por tres años para los docentes efectivos con ciertas garantías previas (estabilización del sistema, posibilidad de traslado antes ante cambio de situaciones de vida, cese de la imposición de planes no consensuados que afectan la elección de horas), también me parece interesante la propuesta de docente cargo (sobre la base del reconocimiento de todas las horas de trabajo no pagas, estableciendo una nueva unidad docente de 40 horas, siendo 20 solamente de docencia directa), pero como cualquier trabajador de la educación rechazo cualquier posibilidad de destruir el Estatuto del Funcionario Docente, para retrotraernos décadas a una situación de la que sólo la lucha de las generaciones anteriores nos saco. No hay mesura alguna en afirmar cosas como “eliminar la distinción entre efectivos e interinos los cargos son del centro”, o en la propia columna del diario en cuestión, donde se llama al enfrentamiento con los docentes citando a un “experto” argentino en la última actividad de EDUY 21: “Dijo entre otras cosas, que dicho cambio solo será posible si se emprende a partir de un liderazgo fuerte, que necesariamente deberá ser polémico: “donde el líder no es conflictivo, pasa a ser un mero administrador de la realidad”. La verdad es que no podía definir de mejor manera la actual conducción educativa del país. Blejmar citó la célebre frase de Maquiavelo, tan sorprendentemente actual: “Nada hay más difícil de emprender ni más peligroso de conducir que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas. Porque la innovación tropieza con la hostilidad de todos aquellos a quienes les sonrió la situación anterior y solo encuentra tibios defensores en quienes esperan beneficios de la nueva”. Como todo planteo emanado del riñón duro del neoliberalismo, estas propuestas son intransigentes en la estrategia, pudiendo tener flexibilidad táctica a su conveniencia, a gran parte de los que están en esos cenáculos les encantaría un modelo basado en los cheques educativos por ejemplo, y sus propuestas tal como están formulados sólo se pueden imponer contando con el apoyo de la fuerza coactiva del Estado, o en momentos de gran desbarranque político e ideológico de la clase trabajadora. Su política es reaccionaria, pero además ultra radical, mesurados somos nosotros, que queremos una escuela desinteresada para beneficio de los trabajadores, y apostamos al dialogo y al encuentro con nuestro pueblo, pero no con los malos extranjeros y peores americanos.


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