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Columna Una palabra sobre Cataluña.

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 28 oct 2017
  • 2 Min. de lectura

Por Gonzalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de Unidad Popular

El Reino de España nació en el siglo XV chorreando sangre por todos los poros. La barbarie del Rey de Castilla desmoronó la diversidad cultural más avanzada de Europa. La sabiduría mozárabe, el pensamiento avanzado sefardí, el espíritu fraterno del Cristianismo originario, la sabiduría campesina y urbana -renacentista, todo fue ahogado en sangre. El fanatismo intolerante se hizo marco teórico del terror. Los mal llamados Reyes Católicos fueron el brazo ejecutor.. El flamante Reino de España empleó la misma brutalidad en la Conquista de nuestro Continente. No fue la cultura europea la que avasalló a los pueblos originarios, sino los asesinos de aquella hermosa cultura ibérica, los que organizaron el primer genocidio contra los pueblos de América. El río de oro y plata que succionó el vampiro castellano junto a su esposa Isabel, desde tierras americanas, permitió el Siglo de Oro español, y paradójicamente sus máximos exponentes, Cervantes y Lope de Vega fueron críticos prudentes de la propia barbarie que los financiaba. Los pueblos de la península resistieron desde su cultura, sus prácticas productivas, su lengua. Hubo un esbozo de libertad con la república, ahogada una vez más en sangre por el golpismo de Franco y los bombardeos nazis sobre Guernica. Los pueblos de España volvieron a organizar la resistencia, desde la guerrilla gallega a la resistencia vasca. Y como había sugerido el dictador Franco, después de su muerte España se volvió Monarquía y cárcel de pueblos. Nada cambió, excepto la traición repugnante de la dirección del PSOE, la del PCE, la de algunos “auto convocados” . Nadie duda de la naturaleza de clase, burguesa, del gobierno catalán. Pero no se puede subestimar la voluntad autónoma, el ansia de libertad, el asco por la hipocresía monárquica que impulsa a los jóvenes catalanes a la calle. Monarquía no es democracia: monarquía es el mantenimiento de una familia de holgazanes con el dinero del pueblo. El “separatismo” no siempre es algo positivo. Muchas veces es azuzado desde afuera para debilitar un Estado. Puede ser y es una herramienta política del imperialismo, que emplea contra todos los Estados que intentan un camino de soberanía. Si tenemos alguna duda de dónde alinear en el conflicto Cataluña - Monarquía, miremos de qué lado está la OTAN, de qué lado está USA, de qué lado está el Gobierno colombiano. Y observamos el limpio rostro de esos jóvenes que levantan banderas con estrellas solitarias y banderas republicanas. Lo que es malo para una monarquía de la OTAN es bueno para los pueblos. Las jerarquías vacilarán, los pueblos no. Esto recién empieza.


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