Lucarelli, el más zurdo de los futbolistas (Una historia que merece ser contada)
- La Juventud Diario
- 14 oct 2017
- 4 Min. de lectura

Nació en Livorno, Italia. Era futbolista. Un delantero que supo vestir 12 camisetas de distintos equipos: Jugó en Italia, España y Ucrania. Defendió la casaca de la selección italiana en juveniles y en la mayor, cuando con 29 años el entrenador Marccello Lippi lo convocó para un amistoso contra Serbia y Montenegro. Cristiano Lucarelli es un militante político que además jugaba al fútbol. Su recorrido en el club Livorno habla de un tipo que decidió respetar su ideología antes que ir a buscar la riqueza. “Algunos creen que el estilo de vida de un futbolista no se condice con el comunismo, pero yo ya era comunista antes de ser futbolista”, declaró tiempo atrás. Lucarelli no era un jugador de fútbol como los demás. Era un militante de izquierda que se dedicaba a hacer goles en los campos de juego. Lo demostró desde su debut profesional y durante toda su carrera honrando esa ideología con acciones, palabras y gestos. Jugó gran parte de su vida en un equipo menor porque sus hinchas se identificaban con sus mismas banderas y nunca se preocupó por el dinero. En 1997, con solo 21 años, jugó un partido para la selección italiana sub 21 en Livorno, su ciudad natal. En las tribunas estaba su familia, sus amigos y sus compañeros de la vida. Todos habían ido a ver al ídolo del pueblo, al crack de los potreros. El encuentro frente a Moldavia se televisaba en vivo para toda Italia por la cadena RAI, y él sabía que era su gran oportunidad para mostrar al país cómo se vivía el fútbol en su hogar. Fiel a su costumbre, marcó un gol y lo festejó a su manera, se sacó la camiseta de la selección y debajo tenía una remera con la imagen del Che Guevara. Se ganó el amor de los hinchas de Livorno y el odio de la Italia derechista. Muchos lo criticaron sin parar. Algunas personas y medios de comunicación pedían que nunca más juegue en la selección italiana, y casi lo logran, porque recién volvió en el año 2005. En el año 2003 declaró: “Para algunos, el sueño es ser millonario, comprarse una Ferrari, un yate. Para mí, lo mejor de mi vida sería jugar en Livorno”. Poco después cumplió el sueño de jugar en el club de su barrio. Venía de una muy buena temporada con el club Torino. Varios clubes de Italia lo querían, pero Cristiano Lucarelli quería cumplir su sueño de vestir la camiseta del Livorno que recién había ascendido a la Serie B. Los poderosos clubes que pretendían contar con él, llegaron a ofrecer más de un millón de euros por su contrato, pero nadie podía quitarle de la cabeza a Lucarelli las ganas de jugar en el Livorno y defender así los colores del equipo de su gente… La gran diferencia que existía, era que el humilde club de su barrio sólo podía pagar una mínima parte de lo que le ofrecían los equipos poderosos. Pero eso a él no le importó..., su representante no tuvo otra opción que hacerle caso y concretó su pase al Livorno… La decisión de Lucarelli fue tan poco común, que se editó un libro llamado: “Quédense con los mil millones”. Después de 55 años, el club Livorno volvió a la Serie A de Italia y Cristiano Lucarelli se convirtió en el máximo ídolo de la historia de la institución. Las ofertas económicas seguían apareciendo para contratarlo. El club Torino le ofreció cuatro mil millones de liras, pero una vez más Cristiano Lucarelli le dio la espalda al dinero y eligió quedarse en casa… Aquel año convirtió 24 goles, fue el goleador del torneo y su equipo se clasificó por primera vez a un torneo internacional… Utilizó el número 99 en su camiseta en homenaje a la fundación de las Brigadas Autónomas Livornesas (que era la hinchada comunista de Livorno). Festejó todos sus goles con el puño izquierdo elevado hacia el cielo y las banderas con su rostro se mezclaron con las del Che, Mao y Lenin en las tribunas de los estadios. En octubre de 2005, el alcalde de Livorno organizó un encuentro que revolucionó la ciudad: Cristiano Lucarelli conoció a la hija del Che Guevara, Aleida Guevara, quien estaba de visita en Italia para recaudar fondos para un hospital pediátrico. “Sé que es un gran jugador y que ama mucho a mi padre, y yo sé que a él también le habría caído muy bien”, declaró Aleida Guevara. En un partido de fútbol ante el poderoso Milán de Silvio Berlusconi, Aleida Guevara estaba presente en la tribuna viendo jugar a Lucarelli, y el ídolo del Livorno convirtió un gol y fue a dedicárselo a Aleida… ante la mirada y el sufrimiento de Berlusconi… “El fútbol es política en Italia; es un reflejo de nuestra sociedad. Es así… Los que no lo quieren ver siempre, son los que mandan, los poderosos, los de arriba”…, (declaró Lucarelli tiempo atrás). La ciudad de Livorno es el puerto industrial de la Toscana. Allí nació el Partido Comunista Italiano en 1921. Desde ese momento, esta pequeña localidad pesquera se convirtió en el corazón de la izquierda italiana. Debido a esto los hinchas del Livorno tienen una identidad muy fuerte y el club es reconocido como un símbolo de la lucha contra el “Fútbol-Negocio”. Cristiano Lucarelli era hijo de un estibador sindicalista y de un ama de casa. Conoció el comunismo y la lucha de clases desde niño. Una frase impresa en la camiseta número 99 de Cristiano Lucarelli quedó en el recuerdo de todos los amantes de la pelota, la misma decía: “El Livorno es una fe, sus ultras, los profetas”. Lucarelli fue el representante de muchas personas que no tienen voz. Expresó las ideas en honor de aquellos que no lo pudieron hacer. El pasado 4 de octubre Cristiano Lucarelli cumplió 42 años. Este joven hombre logró dentro de los campos de juego que cada uno de sus gritos de gol con el puño en alto, tuvieran la misma fuerza que una revolución.
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