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Editorial: Una más, Brasil no compra leche

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 12 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

A esta altura no se sabe bien quien es el responsables si el gigante que es el principal destinatario de las exportaciones uruguayas, o los productores de nuestro país por no mandar un producto genuino, lo cierto es que no es la primera vez que sucede en los últimos tiempos en las vueltas del comercio dentro del MERCOSUR, que en los últimos tiempos se han ido malogrando en una búsqueda frenética por encontrar nuevos y mayores mercados. Lo cierto es que el tema en materia de exportaciones del producto a otros países por diversos motivos ya ha sucedido que por motivos políticos y financieros existieron problemas en la exportación hacia la República Bolivariana de Venezuela, a pesar que los precios que pagó éste país fueron muy buenos para el país. No es una novedad que la perspectiva uruguaya de cambios acelerados en la política de intentar relacionarse comercialmente a través de los criterios del libre cambio, ello ha llevado a un forcejeo constante con los vecinos, y a establecer una política de conveniencia que no siempre ha sido favorable para el país, desde el punto de vista del trabajo y de la redistribución de la riqueza. En los últimos años se ha producido en el país una fuerte contracción de los mercados internacionales, que han afectado nuestras exportaciones en forma importante pues las crisis en la demanda internacional ha decrecido, en forma importante. Por cierto que ello representa un gran problema para el país, pues el sector ha tenido un fuerte endeudamiento, que ha representado una importante carga que afecta a miles de pequeños productores al borde de la desaparición por falta de incentivos, y por otro lado a una importante tendencia a la concentración económica de grandes tamberos e industriales. Este proceso que es el que ha acompañado también a la industria, con importantes altibajos, está inmerso en lo que viene sucediendo con el campo, la dependencia de los insumos en moneda extranjera que se traducen en altos costos en toda la rama de producción. Claro que en este proceso los que más sufren son los trabajadores con sus bajos salarios y también los pequeños productores en general aislados en grave peligro de extinción, en la medida que las exigencias de producción e inversión son cada vez mayores. Las relaciones de nuestro país en materia comercial con los grandes vecinos nunca han sido sencillas, sobretodo porque desde nuestro país no ha existido una política independiente que no sólo dependa de las exportaciones, siendo el resultado de estas el del enriquecimiento de un sector social que no ha distribuido nunca la obtención de su ganancia en la vida del país. Se puede decir que esto para muchos parece una ilusión, pero así como el estado puede salvar a los grandes industriales cuando quiebran con el propio dinero que éste les presta, también se puede exigir que la intervención del estado en el comercio exterior, debería ser diferente y no librada al azar y a los beneficios de los grandes productores. El tema es más relevante cuando estamos hablando de un rubro como la producción láctea que en materia de alimentación tiene una gran importancia nacional y mundial, sobretodo cuando estamos ante un mundo donde el hambre crece y la necesidad de producción de alimentos es mayor. Debería reverse la política de la producción teniendo en cuenta también nuestras necesidades alimentarias.


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