Columna: Hay que luchar contra todas las formas del posibilismo reformista
- La Juventud Diario
- 7 oct 2017
- 3 Min. de lectura

Por Gustavo López Integrante del Coordinador Nacional de la UP
El análisis de los acontecimientos políticos, sociales y económicos en nuestro país ofrece sobrada evidencia para demostrar la agudización de la crisis. En el terreno político institucional la degradación ética de la fuerza política que ejerce el gobierno (la renuncia del vice presidente es apenas un ejemplo) la conduce aceleradamente al lodo de la corrupción. Concomitantemente crece el descrédito de la población en el progresismo. En el plano económico el obsceno maquillaje de las cifras en los informes oficiales no consigue ocultar el drama cotidiano de los que viven de la venta de su fuerza de trabajo. Salarios de infra consumo, desempleo en crecimiento, desmantelamiento industrial, precarización de las relaciones laborales, extranjerización de la tierra, aumento de la carga impositiva sobre el trabajo y las jubilaciones, déficis habitacional e imposibilidad real de acceder a una vivienda digna para cientos de miles de uruguayos, desnutrición infantil en el norte del país, etc. Tres periodos consecutivos de gobiernos “progresistas” con mayorías parlamentarias y amplios apoyos populares no han revertido ni siquiera mínimamente los aspectos estructurales del carácter dependiente de nuestra economía y han profundizado la concentración de la riqueza a niveles sin precedentes . El 62% de la riqueza en Uruguay se concentra en manos del 10% más rico. El progresismo uruguayo no es otra cosa que una variable de un gobierno burgués. Frente a esta particular coyuntura se instala nuevamente un debate en el campo popular en torno a cual es la alternativa de sucesión de este gobierno. Desde el oficialismo político y sindical se insiste con el maniqueo argumento de impedir la “restauración conservadora” y el retorno de “la derecha” se propone continuar apoyando al gobierno y se levantan pseudo tesis vinculadas al “gobierno en disputa”, la profundización de los cambios etc. Es preciso intervenir en este debate señalando categóricamente que para enfrentar a la derecha en todas sus formas hay que construir izquierda consecuente. Consolidar la izquierda es la tarea cardinal de la etapa actual, promoviendo la unidad de todo lo susceptible de ser unido tras el programa histórico del campo popular. Esta discusión adquiere relevancia en tanto permite arrojar luz acerca de uno de los problemas centrales para quienes nos reivindicamos del campo revolucionario, es decir, como actuar frente al centrismo político y al posibilismo claudicante. A este respecto ya nos advertía Lenin “los obreros siempre resultaron burlados cuando confiaron en los reformistas”. Parapetados detrás de una fraseología en apariencia revolucionaria, los reformistas trabajan para negar la superación del capitalismo y desprecian a las masas organizadas. Nuestra disputa con el reformismo no es una cuestión de matices ni se resume en diferentes apreciaciones respecto al camino de las transformaciones. Nuestras diferencias son en perspectivas irreconciliables y antagónicas. Una cosa es construir consensos amplios en favor de los cambios y otra bien distinta es ceder terreno al eclecticismo. Y cuando hablamos de cambios es preciso distinguir la direccionalidad de los mismos, en tal sentido , recurrimos a la cita esclarecedora del intelectual cubano Enrique Ubieta “La promoción de cambios no es per se revolucionaria, tampoco es reaccionaria y conservadora la intención de conservar algo. Todo depende de lo que se quiera cambiar y lo que se pretenda conservar. En ambos casos, el punto determinante está en las necesidades de los más humildes, solo en relación a ellos se es o no se es revolucionario”. Tomando distancia de toda interpretación mística de los acontecimientos históricos y defendiendo la dialéctica contra el relativismo filosófico, afirmamos que la historia de la humanidad sigue siendo la historia de la lucha de clases y que el capitalismo es una relación social históricamente destinada a desaparecer. En definitiva cuando se nos pregunte qué hacer para evitar el triunfo de la derecha debemos contestar simplemente construir izquierda consecuente y socialista.
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