Páginas de mi diario: 25 de setiembre
- La Juventud Diario
- 26 sept 2017
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Por Gonzalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de la UP
Siempre es mejor la democracia que la tiranía. El problema es que nos han vendido como perfecto un modelo defectuoso de democracia. Los nazis volvieron al parlamento en Alemania. ¿Es nostalgia por Hitler? De ninguna manera; es el triunfo de la demagogia inteligente de un puñado minoritario de fanáticos, aprovechando los intersticios de esta democracia imperfecta. En países como Hungría y Austria también hay una derechización del electorado, pero no obedece a razones ideológicas sino una mezcla de incomprensión de lo que ocurre y comodidad consumista.
La OTAN impulsa guerras internas en los países sometidos o en aquellos que desea destruir; les da armamento a las facciones para que se hagan pedazos, y luego frena las oleadas de familias desesperadas que quieren llegar a Europa. Las cuotas muy limitadas de refugiados que llegan molestan a muchos ciudadanos de Europa Occidental que no conocen las políticas criminales de sus gobiernos y no entienden por qué tienen que soportar una nueva oleada de familias extranjeras empobrecidas, a las que su Estado les dedica recursos económicos. La extrema derecha entonces aprovecha su preocupación común, su desinformación y su miedo. Ese es el problema con estas democracias sin transparencia informativa. Mucha gente ya no cree en los discursos, y vota lo que le parece menos malo para su comodidad, para su trabajo, para su futuro personal. Sobre los electores cae un bombardeo permanente de mentiras clonadas y propaganda multimillonaria. La verdad aparece fragmentada y es casi imposible armarla en la cabeza del televidente común.
Los pueblos, cuando toman su destino en sus propias manos, han intentado construir democracias plenas. La verdad se controla desde abajo. “Que cada pueblo indio envíe su diputado” insistía Artigas en 1815 al Gobernador de Misiones, preparando el Congreso Federal de los Pueblos Libres. En 1871, cuando los obreros de París gestionaron el gobierno de la Comuna, establecieron que cada delegado fuera destituible en cada momento por sus electores y que su salario no fuera superior al de un obrero. La democracia obrera y campesina resultó inaplicable en el molde de la democracia imperfecta anterior, y debió constituirse como “dictadura” quebrando la anterior institucionalidad. Pero también sufrió deformaciones que no la invalidan. La democracia popular sigue siendo una búsqueda revolucionaria. Quizás Venezuela con su constituyente nos esté dando claves para un período de transición, quizás los pueblos de Bolivia estén encontrando atajos interesantes, pero las formas se multiplicarán y toda democracia popular tendrá componentes de “negación” de la democracia “burguesa”, formal, que ya vivimos.
La lucha por la democracia, aún por sus formas imperfectas, es una constante para la UP y todas las fuerzas que se oponen al actual neoliberalismo. Porque neoliberalismo y corrupción tienden al autoritarismo y nos hace levantar la bandera de la libertad para ser sembradores de Patria.
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