Páginas de mi diario: Che
- La Juventud Diario
- 25 sept 2017
- 2 Min. de lectura

Por Gonazalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de la UP
Hace ya 50 años de la caída del Che en Bolivia. Recuerdo perfectamente la incertidumbre inicial que nos invadió y a los pocos días el discurso de Fidel confirmando la noticia. Pocos fueron como él, tan símbolo y tan humano; tan expresión de su época, tan universal, tan argentino y cubano. En 1917 se había iniciado el tránsito del Capitalismo al Socialismo a escala mundial. La nueva fase llegó a su apogeo en 1945-1950, con la Gran Revolución China, se estancó definitivamente en Europa, siguió avanzando en la periferia (Cuba, Corea, Vietnam, países islámicos, África hasta los 70)y comenzó a declinar no sólo por la feroz acción del imperialismo sino por graves inconsecuencias en la mayoría los países de definición socialista. Si hacemos la gráfica de este nuevo tiempo desde 1917 hasta hoy, la caída del Che está en el punto medio. Tiempos turbulentos, él fue turbulencia y pasión, y todo aquel que quiso seguirlo debió tomar en hombros su propia Cruz Cayó el Che y décadas después colapsó el socialismo en gran parte del planeta; pero él sabía que si esto pasaba, sería un eclipse, no un atardecer. En medio del huracán contra revolucionario, quedaron territorios que resistieron, como Cuba; son los sobrevivientes de una tribu del futuro. Con el Che se puede coincidir o no, sobre sus tesis económicas; se puede coincidir o no con su análisis de la NEP en la URSS; pero en medio de la rutina y de la entrega de posiciones de muchos, fue un clarín mambí, fue él mismo una precoz protesta de Baraguá. Advirtió con extraordinaria lucidez el revisionismo del XX Congreso de los comunistas soviéticos; advirtió que el sector acomodado de la clase obrera de Europa Occidental, la “aristocracia obrera” estaba penetrando ideológicamente en los partidos comunistas de los países más adelantados; estudió cuidadosamente las sociedades afroasiáticas, advirtiendo que “una cosa es la ideología de la clase obrera y otra cosa el proletariado concreto de cada país”. Y todo lo hizo tratando de no dividir, de recuperar y unir las fuerzas revolucionarias mundiales. Guerrillero, estadista, duende de la clandestinidad en los intersticios del siglo, pensador, poeta, teórico, leal y “valiente hasta la temeridad” como dijera Fidel, ahí está el Che en las banderas de los jóvenes; aún los que no lo entienden en su real dimensión, lo intuyen. Sigue abriendo caminos para acelerar el triunfo final del Socialismo en el planeta.
Entradas relacionadas
Ver todoLa posibilidad de aumentos de tarifas y de impuestos había sido negada enfáticamente por el presidente Luis Lacalle Pou durante la...
En estos días es evidente que ante un nuevo aniversario del Movimiento 26 de Marzo, muchas cosas y conceptos se ponen sobre la mesa en...
En los últimos tiempos han ido surgiendo en forma cada vez más amplia problemas y situaciones cada vez más difíciles de atender, con las...
Comments