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Alarmante situación: Terrible panorama para la apicultura, responsabilidad del MGAP

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 11 sept 2017
  • 6 Min. de lectura

Todavía no se ha cuantificado en su real dimensión el alcance que tiene la mortandad de miles de abejas en el Departamento de Salto producida por la fumigación que hizo un productor citrícola en sus árboles frutales en plena etapa de floración.

Caputto, aplicó un producto en base a Clorpirifos, una molécula que está prohibida aplicar cuando los árboles están en la etapa de floración. Fumigó con un poderoso insecticida con el objetivo de matar a las abejas para que no le polinizaran su variedad de frutas sin semillas, destinada a la exportación para EUA. Lo ocurrido en los últimos días del mes de agosto tomó dimensión pública por la dimensión de la mortandad de abejas, pero el acto de fumigación con agrotóxicos es práctica permanente, al igual que los perjuicios para abejas y otras especies de polinizadores. Hace años que los apicultores insisten en la denuncia y rechazo al modelo productivo impulsado desde el gobierno, por considerarlo nocivo para el medio ambiente. En los hechos ya está contaminada la tierra y el agua, y no son pocos los casos de daño en la salud humana. Con fecha 2 de setiembre el grupo de apicultores de la Sociedad de Fomento Rural Piedra del Toro, en el Departamento de Canelones dio a conocer una declaración ante lo ocurrido en Salto. “Nos conducen a paso firme hacia el abismo”, denuncian los apicultores en su declaración. Hoy, ante la inevitable consecuencia por causas de un modelo productivo agrícola, que no tiene como objetivo la buena alimentación y la salud de los ciudadanos, se vuelve a repetir la muerte de miles de colmenas y otros polinizadores en el departamento de Salto. El 29 de Agosto, ante esta terrible situación el Ministro Tabaré Aguerre, a través de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA), exhortó a las empresas citrícolas (responsables directos de la matanza de abejas y otros polinizadores), a suspender la aplicación de insecticidas tóxicos para abejas en floración. Más adelante explicó que el producto aplicado actuó como insecticida y no como repelente. “Si nosotros explicáramos este último concepto, estaríamos menospreciando la capacidad intelectual de las personas, entonces lo dejamos a la interpretación del público en general, que seguramente son seres superiores a quienes hicieron semejante interpretación del incidente”, agrega la declaración. Señalan que es oportuno destacar que el producto utilizado en esta oportunidad es un organofosforado altamente peligroso para la salud humana. El gobierno de Barak Obama inició un proceso para su prohibición en EEUU y en sectores académicos en Buenos Aires se lo relaciona a casos de autismo y se lo cataloga como cancerígeno, entre otros ejemplos. En declaraciones a un medio del departamento de Río Negro en Young, la directora de la DIGEGRA Zulma Gabart, expresaba entre otros conceptos: que es posible la coexistencia entre este modelo agrícola y la apicultura. Que teniendo normas claras, agregó, se aplicará el máximo castigo para quienes no las cumplan. Más adelante manifestó: que el apicultor sabe a qué se está arriesgando cuando pone las colmenas en un campo. Los apicultores venimos denunciando la eliminación sistemática de abejas y otros polinizadores, enérgicamente desde el año 2009 a la fecha. El tiempo y los hechos han demostrado que la señal de alerta que venimos dando está más que fundamentada. Durante este tiempo, en donde se elevaron propuestas, se exhortó con movilizaciones sobre el peligro al que estábamos expuestos y en entrevistas con miembros de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, no solamente no han arrojado avances, sino que se ha profundizado la crisis. ¿Se pueden tomar en serio las palabras de los jerarcas del MGAP? ¿Somos los apicultores los que contaminamos con glifosato? Hay leyes que declararon a la Apicultura de Interés Nacional (Art. 201 de la Ley 16226 y Ley 17115), entre otros resguardos. ¿Está el ministro exhortando a cumplir la ley? ¿O está coqueteando con sus colegas grandes empresarios? ¿Tiene idea de lo que es un repelente y un insecticida, o intenta seguir confundiendo a la opinión pública? ¿Sabe de qué habla la Sra. Zulma Gabart? Que junto a otros jerarcas del MGAP insisten en que esta forma de hacer agricultura es compatible con la apicultura y la existencia de otros seres vivos. ¿Y si hay normas claras, por qué no se aplica el máximo castigo a quienes no las cumplieron? ¿Por qué el Ministro solo se limita a un exhorto desconociendo leyes y normas? El pasado 23 de mayo, los representantes de la Asamblea Nacional de Apicultores, expusieron ante la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA), algunos puntos aprobados por los apicultores. Fueron los referidos a la inclusión inmediata y reconocimiento del beneficio del valor de la polinización por abejas en: guía de buenas prácticas agrícolas para sistemas de secano, guía de buenas prácticas agrícolas para producción de frutas y hortalizas frescas en Uruguay, código de buenas prácticas forestales y guía de buenas prácticas agrícolas para el cultivo de arroz. La inclusión inmediata en dichos manuales y la mención de la necesidad de dar cumplimiento a los artículos 8 y 9 de la Ley 17115. La inclusión inmediata en dichos manuales y la mención de la necesidad de dar cumplimiento al artículo 201 de la Ley 16226. En esa misma reunión, representantes de la Asociación de exportadores de miel del Uruguay (ADEXMI), expresaron su preocupación por los altos niveles de herbicidas en miel. Asegurando que se habían encontrado hasta 35 partes por billón de glifosato en cosechas de eucaliptus donde no hay agricultura. Los representantes preguntaron a los delegados del MGAP si se habían planteado entre quienes defienden la producción de alimentos con estas cargas de tóxicos la posibilidad de una autocritica y si se iban a hacer responsables de los perjuicios en la salud de la población. Hubo silencio sin mirar a los ojos. Y hasta hoy no hay respuesta sobre los puntos de la Asamblea expuestos en aquel momento. Los apicultores afirman que su tarea se convierte hoy, más en un compromiso por salvar la abeja como garantía de la fuente de nuestros alimentos, que en una producción lucrativa. Se está destruyendo (aparte de otros seres vivos esenciales para la vida) a un insecto como la abeja, que fuera responsable durante la última era biológica del enorme desarrollo de las plantas superiores. Polinizadoras de las flores, guardan una relación directa con esta fase de la historia de las plantas, ambas evolucionando juntas hasta nuestros días. Y se hacen dos preguntas: ¿Qué interés superior nos impide actuar antes de que no queden en pié miles de especies? ¿Quién puede defender la estúpida decisión de producir un alimento con veneno por no “molestarnos” en escupir un puñado de semillas? Expresan que por resolución de Asamblea, los apicultores no vamos a mover colmenas de los campos por aviso de fumigación Sra. Zulma Gabart. Los apicultores no sabemos de riesgos por venenos cuando ponemos colmenas en los campos. Porque no debe haber veneno donde se producen alimentos. Y si esta práctica se hizo corriente desde hace apenas unas decenas de años, obedece a un abaratamiento de los costos de producción. Donde se descartan técnicas no contaminantes como camino al modelo de apropiación de la tierra y su concentración en pocas manos. Los apicultores no le vamos a quitar el beneficio de la polinización a otros productores que dependen de ella en un buen volumen para viabilizar y mejorar sus cosechas. Los que somos propietarios, no vamos a quitar las colmenas de nuestros campos. No vamos a dejar de denunciar que aparte de colmenas hay otros polinizadores que no se van a poder mover. Escuelas que no se van a poder mover. Otros cultivos que no dependen de agrotóxicos que no se van a poder mover. Familias y sus viviendas que no se van a poder mover. Finalmente exigen que se dejen de ocultar los niveles de contaminación en alimentos y agua. Exigen saber los contenidos de agrotóxicos en fluidos humanos y dejar sin efecto este modelo devastador y volver a prácticas de producción de alimentos saludables. Desde el grupo de apicultores de la Comisión de Fomento Rural de Piedra del Toro también exigen que se deje de atentar contra la vida, el trabajo y la soberanía. Una dosis letal para un insecto es una dosis crónica para un humano, que nos mata de a poco, señalan. Se plantean llamar nuevamente a una Asamblea Nacional. “Esta vez quizás para rediscutir la estrategia o ser cómplices de nuestra destrucción y desaparecer sin dignidad”, señalan. HVA


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