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No es inclusión financiera, es bancarización Bancos: los más beneficiados, asociados a las gananci

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 22 ago 2017
  • 8 Min. de lectura

Ante la bancarización que el gobierno elije llamar inclusión financiera que afecta a la gente en la vida cotidiana y también a los que tienen pequeños comercios, el Ministro de Economía Danilo Astori se dedicó a exaltar los beneficios que esto está trayendo al país. En el sitio web de presidencia, se anunció días atrás que pequeños comercios pueden solicitar el subsidio para equipos de extracción de dinero y pago de facturas, y habla de un plan de apoyo a pequeños y medianos comercios de 95 localidades con más de 500 habitantes.

Hernán Salina planteó al Contador Dardo Arigón el caso de los monotributistas, quienes realizan un aporte mínimo combinado entre BPS y DGI por tener una facturación mensual muy baja también, en el entorno de los 70 u 80 mil pesos. El periodista de CX36 preguntó acerca de lo que denuncian que tienen pagar el “pos” (el lector de las tarjetas), a un costo de $700 por mes. Los primeros meses hay una rebaja, después pasa a tener ese costo. Cada tarjeta tiene un costo distinto, pero anda promediando un 4% de lo que se vende mediante ellas. ¿Cuánto tiene que aportar en impuestos y decía cuánto debe vender para sacar una ganancia, que la DGI estima que estos comercios tiene una recaudación mensual de unos $70.000? Arigón: A esto se le llama inclusión financiera, porque la visión oficial del tema es desde el punto de vista del consumidor; entonces oficialmente se establece que el consumidor se ve incluido en los servicios que prestan los bancos, tiene acceso a los servicios que prestan los bancos. Por eso se le llamó inclusión financiera, visto desde el ángulo del consumidor. La verdad es que es bancarización, porque esto hay que verlo del lado del que obtiene los mayores beneficios que son los bancos. Tenemos que aclarar que esto que está ocurriendo hoy en Uruguay no es una innovación; Uruguay a través de estas instituciones que tiene, el Ministerio de Economía, etcétera, lo que está haciendo es siguiendo lineamientos internacionales. Esto está ocurriendo en toda América Latina con los mismos problemas, y con una clara visión de que el objetivo es que los pequeños y medianos comercios dejen de existir, ahora vamos a ver por qué. El “pos” que es la maquinita que permite pasar la tarjeta, el lector de tarjeta donde se detecta el saldo que tiene la tarjeta, si es una tarjeta de débito o si la tarjeta de crédito está habilitada, y allí se le carga la compra a la tarjeta. Se llama “pos” porque el nombre en inglés quiere decir “point of sale” que traducido es punto de venta. Eso tiene un costo actualmente de $772 por mes, y monotributistas y pequeñas empresas tienen un subsidio de un 70%, o sea que durante unos meses paga algo así como $240. Pero esto es durante unos meses, después empieza a pagar de vuelta $772. Hay que tener en cuenta que para una empresa que tiene un monto de ventas mínimo como es el monotributista (entre 70 y 80 mil pesos generalmente) esto es una cifra elevada, que tenemos que sumarle a las otras cifras que son costos fijos de monotributistas como es el costo del agua comercial, energía eléctrica comercial (que es un costo mayor que el de la casa de familia); o sea que a la pequeña empresa se le hace complicado cubrir estos costos. Supongamos que el comerciante vende a través de la tarjeta, eso quiere decir que el banco (que es el intermediario) le cobra al consumidor, le retira el dinero al consumidor que hizo el pago con tarjeta y se lo acredita en una cuenta al comerciante, en este caso al monotributista. Si es un comerciante grande, tiene una cuenta corriente bancaria y va a retirar el dinero con cheques o podrá hacer un giro que puede ser a través del celular modernamente y pagarle a los proveedores con un depósito a través del celular; pero si el comerciante es pequeño, el monotributista tiene que ir a retirar el dinero del banco porque no tiene libreta de cheques porque es muy costoso. Además los pagos que realiza a los proveedores son mínimos, no justifica entregar un cheque; entonces el monotributista en este caso o el pequeño comerciante tiene que ir al banco, levantar el dinero, llevarlo al comercio y allí hacer frente a los proveedores, pagarles. Se le hace engorroso para el pequeño comerciante vender con tarjeta y esto precisa evidentemente una administración muy particular, porque el comerciante que está vendiendo con tarjeta día a día, hay ingresos que los tiene depositados en el banco, y va a comprar en determinado momento y no tiene dinero él en la caja, pero tiene dinero en el banco. Entonces tiene que ir permanentemente a retirar ese dinero para poder pagar que como vemos es muy engorroso; en cambio el gran comerciante paga a los proveedores con cheques sin necesidad de ir al banco. Esto está haciendo que las pequeñas empresas no puedan competir con las grandes. Supongamos que una pequeña empresa vende a las personas que tienen tarjeta del MIDES, que también son venta de artículos de primera necesidad: el MIDES demora un mes en pagar estas tarjetas, o sea que la empresa tiene que tener un respaldo de dinero para hacer frente a la tarjeta del MIDES, a las ventas que realiza con la tarjeta del MIDES. Por otro lado están las comisiones que pagan los comerciantes al sistema financiero por toda esta administración de los recursos que tiene, o sea que no solamente el costo del “pos”, sino también la comisión que cobra que es un de 3,5% si vende con tarjeta de crédito y 1,5% si vende con tarjeta de débito. Uno dice la comisión es relativamente baja, pero lo que ocurre es que las empresas actualmente tienen una ganancia líquida entre un 10%, un 12% y algunas pueden tener un 15%; o sea que si tiene una ganancia del 10%, el 3,5% en tarjeta de crédito va para el banco, o sea que un 35% de la ganancia se la lleva el banco; es una parte importante. Los bancos están asociados de esta manera a las empresas en las ganancias, pero no en las pérdidas.

Arigón fue consultado acerca de si el pequeño comerciante que no vende por tarjeta pero que por las ventas que hace tampoco da boleta, ¿así no pasa a ser un evasor de impuestos?

Arigón: Los que son pequeños comercios que realizan ventas menores, no tienen obligación de dar factura, pero al final del día tiene que realizar una facturación de todo lo que vendió en el día. O sea que no realiza evasión, porque eso está permitido. La obligación es tener el “pos” para realizar ventas con tarjeta, pero si no lo tiene por ser un pequeño comercio que tiene costos importantes con la adquisición de este aparato de lectura electrónica, si no lo tiene no le va a pasar nada. No está realizando evasión, todavía no hay sanción por no vender con tarjeta. Ahora, hay pequeños comercios que tienen el costo del “pos”, el costo de trabajar con el banco, y tienen que vender con tarjeta porque si no pierden clientes. Este es un análisis y un estudio que realiza el comerciante y ve si puede trabajar de esta manera sin perder, sin resentir la ganancia de la empresa. Va a perder algo, pero el hecho es no resentir la ganancia de la empresa.

Respecto a la reforma laboral que ha aprobado en Brasil el gobierno de Michel Temer, por supuesto lo más duro son las consecuencias para los trabajadores brasileños, para la gente de carne y hueso sometida a las condiciones más flexibles que el capitalismo puede dar hoy en día para su trabajo. Pero también incide en la economía, en general en los costos de los procesos productivos y también en el relacionamiento económico con nuestro país.

Arigón: Eso tiene influencia, incidencia con los mercados de los otros países; principalmente con Uruguay donde Brasil es un importante mercado. Brasil en este momento se ve enfrentado a un problema de competitividad: Brasil no está competiendo con la producción extranjera; ya sea porque comienza a tener dificultades en la exportación, o la producción nacional no puede competir con la producción importada. Esto está llevando al gobierno a buscar soluciones a este problema de reducción en la competitividad. La solución que encontró el gobierno es la flexibilización laboral; es decir generar condiciones de trabajo flexibles donde el trabajador pierde derechos. Lo más relevante es que a pesar de haber legislación laboral, los acuerdos a los que lleguen los trabajadores con el dueño de la empresa, esos acuerdos aunque no respeten la ley igual se tienen que cumplir. Es como si la ley no existiera, y los trabajadores y los propietarios de la empresa pueden hacer acuerdos que evidentemente van a ser muy perjudiciales para los trabajadores, porque los trabajadores tienen que trabajar, tienen que tener un ingreso. Por este lado las empresas reducen los costos de producción y hace que su producción sea competitiva. Hay varias medidas, por ejemplo la jornada de 12 horas, que es una clara violación a una jornada de 8 horas ya establecida durante décadas y que es fundamental para la salud del trabajador. No es que el trabajador no pueda trabajar 12 horas, sino que lo saludable es trabajar 8 horas con las correspondientes horas de descanso. El trabajador puede trabajar 12 horas, pero al final de su período laboral va a ver resentida su salud y se va a ver afectado en forma negativa. Esto tiene un origen, por qué las empresas en Brasil han perdido competitividad. Nosotros ya conocemos que la producción de Brasil es de buena calidad, fue siempre competitiva, siempre exportó, se abastecía al mercado interno perfectamente; pero en este momento hay problemas de competitividad. Esto no es algo que ocurra de un año para otro, se va realizando a través de varios años; y en el caso de Brasil claramente tiene su origen en lo que llamamos el atraso cambiario. El precio del dólar en Brasil se mantuvo prácticamente estabilizado durante muchos años, en el año 2011 el dólar estaba a 1.50 y en el 2014 llegó a 2.20, o sea que hubo un período aquí de 3 ó 4 años, y siguió así cercano a los $2 hasta el 2015, donde hubo una devaluación de la moneda de un 50%; o sea que el real aumentó de $2 a $3. Esta devaluación la realizó el gobierno para intentar resolver el problema de la competitividad, pero todos recordarán que en el 2015 y a pesar de esta devaluación Brasil entró en recesión; es decir el PBI empezó a caer. En 2015 y 2016 hay un crecimiento de la desocupación muy importante, y no se resuelve el problema porque el dólar quedó estabilizado prácticamente en 3 desde el año 2015. Hoy está a 3.20 el precio del dólar en reales; o sea que el problema del atraso cambiario tiene origen en la política monetaria. Se intenta resolver a través de los trabajadores, recortándole ingresos a los trabajadores, lo cual evidentemente no es una solución; porque después de este recorte vendrá otro, porque no se está atacando el problema principal. Hacemos mención al problema de Brasil porque está ocurriendo algo muy similar en Uruguay con el atraso cambiario. Tenemos que recordar que en el año 2005 el dólar estaba a $25 hoy está a $29, 12 años después $29; o sea que hay un importante atraso cambiario que en algún momento va a tener repercusiones sobre los montos. Ya está teniendo repercusiones sobre la deuda pública, sobre el déficit fiscal del gobierno, en la desocupación y en la caída del consumo que estamos viendo; o sea que ya está teniendo una serie de repercusiones el atraso cambiario.


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