Columna: El ajuste progresista y la paz social del PIT CNT
- La Juventud Diario
- 12 ago 2017
- 3 Min. de lectura

Por: Darío Camilo Departamental 26M en San José
Terminó de votarse la Rendición de Cuentas en la Cámara de Diputados. El 6% del PBI para la educación sigue quedando como promesa en reiteración real. En el transcurso de la misma, Eduardo Rubio, representante de la UP, confrontó el modelo antipopular que sostiene el oficialismo presentando un tercio del total de los aditivos presentados. Se destacó el haber conseguido una parte de los dineros que subsidiaban a la cerveza para las reformas necesarias del Hospital de Clínicas, otras propuestas, como la de gravar la mercadería en tránsito en zonas francas o la de retirar el subsidio a las carreras de caballos, pasaron a estudio de la Comisión de Hacienda. Voto en soledad frente a la unanimidad de los otros partidos políticos contra la privatización de AFE (artículo 100) y, con ayuda de Fernando Amado, se votó el polémico artículo 15 que condena a los judiciales.
En líneas generales, una vez más, el oficialismo prioriza el pago de una creciente deuda externa y quedan postergados los recursos fundamentales para vivienda, educación, fortalecimiento de la industria nacional o de lo poco que va quedando del aparato productivo. En definitiva, se prioriza al sistema financiero y al gran capital.
A nivel nacional, el partido de gobierno prometió un 6% del PBI para la educación; a nivel local, se prometió nuevamente el saneamiento para Ciudad del Plata, localidad que hoy cuenta con una población cercana a 50.000 habitantes, y la instrumentación de una obra necesaria como es la doble vía de la ruta 3 desde la radial del km 67 a San José de Mayo, unos 25 km, pero anunciando la concreción de obra en régimen de PPP (Participación Público Privada). Las patéticas declaraciones del actual ministro Víctor Rossi pidiendo perdón porque hasta el momento no habían podido mover una carretilla de tierra, dan la pauta del estado de situación de esta cartera que, como se ve, no cuenta con recursos. No obstante, es bueno recordar que otra de las promesas pre-electorales fue el anuncio de inversiones millonarias en dólares, pero luego de escuchar al ministro Astori plantear la posibilidad de recurrir al Fondo de Estabilización Energética para comenzar a hacerle las vías a la segunda planta de UPM, nos genera la duda respecto a esta otra promesa inconclusa.
Por donde se mire es preocupante la situación económica y laboral a nivel departamental y nacional. Pero, ¿qué paso con el movimiento sindical oficialista? Aquellos que estaban dispuestos a hacer una marcha desde Bella Unión hasta Montevideo ante la sola posibilidad de que uno de los candidatos (Luis Lacalle Herrera) utilizara la motosierra para recortes presupuestales. Cuando hoy se está dando una sistemática aplicación de políticas neoliberales, la apertura total de la economía, de entrega de recursos naturales, la concentración y extranjerización de la tierra como nunca antes, de privatización del patrimonio estatal, de flexibilización, tercerizaciones, precarización, ajuste salarial y, por tanto, mayor explotación del trabajo asalariado, declaratorias de esencialidades en la educación y en la salud, etc. etc., con una canasta básica que hoy supera los setenta mil pesos.
En definitiva, han aceptado la explotación como algo irremediable, incluso, necesaria, aceptando las políticas neoliberales como lo único posible. Minimizan su acción al reclamo de salarios y algunos derechos laborales negociando dentro de un determinado marco de leyes aceptando la conciliación de clases, abandonando la lucha por la emancipación social.
El planteo “progresista” de querer presentar al capitalismo con “rostro humano” es una falacia, es como querer maquillar a Frankenstein, el maquillaje por sí solo no lo transformará y, en definitiva, Frankenstein seguirá siendo el mismo monstruo de siempre, así pasa con el capitalismo. El movimiento sindical oficialista ha actuado en definitiva como el principal legitimador del partido de gobierno, es quien le ha asegurado la paz social en un proceso en donde en paralelo se ha conjugado la desideologización, la despolitización y, en general, también de desmovilización de un amplio espectro de la clase trabajadora. Funcionando como un modelo vertical corporativo anclado en concepciones socialdemócratas y reformistas reduciendo su compromiso social y revolucionario.
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