Editorial: Triunfo histórico de Venezuela Habrá Asamblea Nacional Constituyente

En estos días los gobiernos, medios dependientes de la estrategia norteamericana para destruir el proceso político antiimperialista, que se vive en la República Bolivariana de Venezuela, ha tenido un importante derrota en torno a los intentos de desestabilizar al gobierno de Venezuela, continuador de la política de Hugo Chávez, de Nicolás Maduro. Como todo plan desestabilizador y de contenido violento, irracional y fascista, ha existido una gran presión internacional de las principales potencias capitalistas para deslegitimar este proceso popular y democrático. Hasta el momento más del 40 por ciento del electorado y una cifra que ha superado largamente los 8 millones de votos, ha golpeado a los “escuálidos”, nuevamente en las urnas con la voluntad inquebrantable de las masas trabajadoras y campesinas, generando mayor preocupación a la OEA y sus seguidores de la región. Tienen motivo para ello, pues si bien esta no es una batalla que termina la guerra que han desatado desde el Congreso y la agitación y la violencia en las calles, en todas sus variantes de terrorismo, ello no ha hecho retroceder al pueblo de Bolívar y de Chávez. Bien se ha dicho que en todo este tiempo no se puede subestimar a los pueblos en su voluntad de lucha y de organización ante las dificultades que presentan los procesos auténticamente liberadores en la región. También es cierto que una victoria tan alta como la que se ha producido en estos días, pone un nuevo punto en la lucha política de este país entre la revolución y la contrarrevolución, así como del comportamiento de sectores democráticos que sin ser chavistas o apoyar necesariamente al gobierno, en toda su extensión han apoyado la Constituyente optando por el ofrecimiento de la paz realizado por el gobierno. Tampoco es una novedad los constantes intentos de desestabilizar por parte la CNN, Trump, Macri, Santos y buena parte de los principales gobiernos de la Unión Europea. También en forma sorprendente para algunos el gobierno uruguayo ha hecho lo suyo desde su ministerio de relaciones exteriores, Nin Novoa, ha seguido la partitura de Almagro en forma disciplinada y magistral. Ni Almagro, ni tampoco Nin, tienen un solo voto, sin embargo han llegado a las cumbres de la política internacional ahora de la mano de Washington. Son las rarezas de la democracia en tiempos del imperialismo, de las privatizaciones y de la voracidad por los hidrocarburos, que pretenden comprar todo lo que se mueve. Si se tiene pocos votos “no existís”, si se tiene muchos votos, hiciste fraude, y si alguien se defiende del fascismo con valores patrióticos, sos un “dictador sanguinario”. En la lógica liberal del mercado, hay que dejarse llevar como una oveja al matadero, para poder entrar en el Salón Oval, para mostrar como domestican a los que ayer se levantaban. El pueblo venezolano ha mostrado nuevamente ayer que hay otro camino y que quiere otra cosa, precisamente lo que Trump no quería, la Asamblea Nacional Constituyente. Se sigue demostrando que lo que define en todas las épocas es la lucha, es la defensa de la patria, y es la organización popular. Lo del pueblo de Bolivar ha sido un regalo victorioso para los pueblos de la región y un nuevo revés para las políticas injerencistas.