Columna: Por Venezuela

Escribe Gonzalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de la UP

La UP basa su política internacional en claros postulados artiguistas: soberanía particular de los pueblos, alianza federal contra los invasores y los opresores, y vocación de Patria Grande. La República Bolivariana de Venezuela asumió con coraje una política de soberanía estatal, protección de sus recursos, poder popular y solidaridad continental. Contra Venezuela se orquestó una campaña internacional que tiene como pilares básicos: El desabastecimiento artificial El sabotaje y las acciones armadas contra las cadenas de abastecimiento popular La formación y reclutamiento de bandas criminales para la agresión y el hostigamiento permanente contra instituciones populares y fuerzas armadas bolivarianas La insurgencia abierta, golpista, de los legisladores de derecha contra las instituciones populares La campaña más extraordinaria de mentiras, calumnias, exhortaciones a la violencia, orquestada por inversiones multimillonarias y repetidas servilmente por la prensa grande. La preparación de una agresión extranjera con la fachada de “intervención humanitaria”. Para esto último (igual que en los días de Girón) se intenta formar un “gobierno paralelo” supuestamente legitimado por mayorías no comprobables La amenaza de una guerra civil (no deseada ni por el gobierno ni por el pueblo trabajador) está allí instalada. No le corresponde a la UP juzgar las medidas concretas del gobierno venezolano para defender el proyecto popular. Si le corresponde a la UP, y es su deber, condenar con todas sus fuerzas la agresión imperialista, condenar la actitud vacilante del Gobierno uruguayo y denunciar el cipayismo miserable de Almagro. A nivel de todo el Continente, tres son los gobiernos que más molestan al imperialismo, tres son los que obstruyen más que otros su estrategia de sometimiento de los pueblos y de saqueo de sus recursos: Cuba, Bolivia y Venezuela. La primera es bloqueada criminalmente, la segunda es saboteada a través del gobierno entreguista de Chile, la tercera recibe hoy todo el fuego propagandístico y criminal del imperio. Los gobiernos vacilantes, los que podrían haber construido un colchón intermedio de protección a estos procesos soberanos, sucumbieron por la acción imperial y por sus propias inconsistencias. Pero el pueblo organizado de Venezuela no entregará sin luchar sus conquistas históricas. Ni el fuego ni la escasez artificial lo doblegarán. Una parte importante de nuestro corazón está allí, porque es una trinchera de avanzada que pelea por todos nosotros.