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Aniversario: 24 años militando en la imprenta junto al diario La Juventud

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 14 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

Camilo Barzi

Camilo Barzi milita en el 26 de marzo desde el 1983, hace 34 años. Y desde que se vino de Buenos Aires a Montevideo en 1994, año de campaña electoral, que está estrechamente vinculado a la vida del Diario La Juventud. “Cuando vine para Montevideo, recién se estaba armando la rotativa. Estuve un tiempito dando una mano en la imprenta, incluso en plena campaña electoral cortando las listas, que se hacía todavía en la calle Rivera donde funcionaba antiguamente el semanario”. Pasadas las elecciones, Camilo se integró definitivamente a la imprenta. “En los primeros tiempos no sabía mucho de nada. Tenía una experiencia gráfica por haber laburado en Buenos Aires en alguna imprenta, pero yo nunca había visto una rotativa más que de pasada, no sabía cómo funcionaba. Pero como siempre había estado vinculado a la propaganda, los compañeros entendieron que tenía que venir para acá”.

Hay infinidad de tareas que se desarrollan en torno a la imprenta, y que de algún modo u otro se vinculan con el diario. Camilo las ha realizado casi todas. “En esos primeros años, había un grupo ya conformado de compañeros que trabajaban en el diario de noche, y yo arranqué en un horario matutino para trabajar con un “experto” que se había contratado para manejar la rotativa, Oscar Cabrera”. Trabajaban prácticamente solos los 2, y Camilo admite que “los primeros tiempos yo me pasaba barriendo la imprenta”. “Lo poco o mucho que pude aprender, fue con él en esos primeros tiempos. Luego de unos años pasé para la noche y conformamos un equipo ya más estable de compañeros casi todos del 26. Imprimíamos el diario junto con “el inglés”, que era el responsable de la máquina en ese momento. Y después a lo largo de todos estos años he pasado por diferentes tareas: desde hacerme cargo de la guillotina, con todos los trabajos de terminación para afuera y de volantes, listas y todo eso; luego el copiado de chapas, lo que se llama el armado en frío, que ya dejamos de usar ahora; y en los últimos años dedicado a la administración de la imprenta, la atención a la gente, lidiar con los proveedores”, termina Camilo riéndose.

“Todo el trabajo que hacen los compañeros en la imprenta es trascendental también para que el diario salga a la calle todos los días”. A lo largo de todos estos años se han pasado varios altibajos, pero el sacrificio de los compañeros ha sido una constante “mantener la llama de un diario de izquierda todos estos años, cuando uno ha visto tanta cosa caerse en el mundo, que La Juventud siga en pie es fundamental”. Y acompañando todo esto, Camilo asegura que la imprenta “ha sido el motorcito de todo este engranaje para todo lo que es la propaganda de la organización”. “De acá no solo sale el diario, de acá sale toda la propaganda; desde un volante, un librillo para grupos de estudio, los afiches, incluso las listas, que ya hemos hecho en varias elecciones”. “La imprenta ya es conocida por todo esto, tanto por propios como por extraños”. Camilo piensa unos segundos y dice que “hoy sería impensable nuestra organización sin este lugar de funcionamiento, igual que la radio y otros, pero este lugar es fundamental”.

A diferencia de la inmensa mayoría de los compañeros, Camilo pasa muchas horas pegado a la actividad del diario, y si no fuera por la conciencia de una actividad militante podría volverse una rutina y perder el valor del diario. “Uno cuando llega, abre la imprenta y lo primero que hace es abrir el diario y leer para estar informado de primera mano, para saber lo que los compañeros estuvieron trabajando el día anterior, por dónde viene la línea de la organización, más allá que uno siempre está en contacto con los compañeros, es una manera de no perder el rumbo en la actividad cotidiana”.

Tratando de entender lo que significa el diario para los compañeros del interior, “recuerdo que cuando estábamos fuera del país, estábamos ansiosos por recibir La Juventud. Incluso en esa época era semanario. La vinculación era de ir a buscarlo al correo para poder llevarlo a los lugares de venta y luego distribuirlo allá en Buenos Aires. Teníamos 3 ó 4 puntos de referencia donde se juntaba la migración uruguaya y gente de izquierda que le interesaba comprarlo. Para nosotros, La Juventud como organizador en el exterior fue brutal, e imagino que hoy en el interior es igual, y ni hablar para las agrupaciones acá en Montevideo es una herramienta fundamental”.

Camilo realmente conoce el sacrificio económico y militante que implica sostener el diario por 25 años, y ha visto pasar buenos y malos momentos, buenos y malos compañeros, muchos periodistas, impresores, diseñadores y diseños del diario, etapas políticas de la organización.

“De los 25 años que está cumpliendo el diario, 24 son los que he estado acá, y 24 son los que el diario ha estado acá, en esta imprenta y con esta rotativa. Desde el primer diario que se hizo en el cierre de campaña de 1994 que se imprimió en esta rotativa hasta hoy, ha pasado mucha agua abajo del puente”. Camilo dice entre risas que nuestra imprenta es como el Estadio Centenario: “es la tumba de muchos cracks”. “Hemos visto pasar grandes compañeros y otros no tanto; gente que dejó una marca, otros que no, y otros que era preferible perderlos que encontrarlos” sigue riendo Camilo, “pero todos dejaron, y nos dejaron algo; como aprendizaje, para saber por dónde ir”. “Y también nos demostró cómo la organización tenía claro desde un principio para qué estábamos acá y para qué servía esto”. Camilo afirma que “este es un lugar de lucha, una trinchera muy importante, pero que tiene que servir para la lucha en un sentido mucho más abarcativo; tiene que estar al servicio de los compañeros como ha estado siempre, pero fundamentalmente de nuestro colectivo, y de un colectivo mucho más amplio que es el pueblo uruguayo en su perspectiva de transformaciones reales”. Camilo lo materializa en “estar al lado de los compañeros del Clínicas y del pueblo movilizados luchando contra la privatización del Hospital del Pueblo. Como en otros momentos estuvimos a la cabeza, sin ser más pero tampoco menos que nadie, luchando contra las privatizaciones de Ancap o de las empresas públicas, y contra todas las reformas que quisieron imponer en este país los gobiernos de derecha de turno, como también sucede hoy”.

Camilo concluye que “nosotros hemos estado siempre del lado correcto. Errores debemos haber tenido, cientos… en lo personal capaz que más que la media (dice a carcajadas), pero siempre hemos estado tratando de aportar, tratando de ser lo más disciplinado posible a la hora de asumir algunas tareas, en donde la organización nos ha puesto. Nos ha tocado estar acá muchísimos años, pero en algún intervalo lo hicimos en otras tareas”.

“Estoy contento y orgulloso de pertenecer a esta organización, que ha sabido mantener este diario de izquierda dentro de un mar embravesido”.

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