Columna: PRESOS POLÍTICOS
- La Juventud Diario
- 10 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Por Aníbal Terán Castromán
Es oportuno revisar la lista de verdaderos presos políticos que hay en varios países de nuestro continente y América del norte, aprovechando los ecos noticiosos de la decisión de la Justicia Venezolana que dispuso otorgar el beneficio de cárcel domiciliaria al mal llamado “Preso político” Leopoldo López. Mientras este delincuente es presentado como un perseguido y casi un mártir de la democracia, los verdaderos presos políticos que hay en países como Argentina, Paraguay, Brasil, México y Estados Unidos, son deliberadamente ignorados por la gran prensa internacional. Esta nota pretende, humildemente, recordarlos. La causa de Leopoldo López, ex Alcalde de Chacao destituido por malversación de fondos, es clara: las pruebas lo incriminan como instigador de la violencia que le costó la vida a 43 venezolanos (más de la mitad de ellos policías y chavistas) en el intento de golpe de estado en 2014 contra el presidente Maduro. Ya había participado en 2002 en otro intento fallido de golpe contra el presidente Chávez. Pero veamos algunos casos de verdaderos presos políticos en otros países: Luis Bazán, Mario Díaz, José Franzone, Carlos Soria, Pablo Toledo y Javier Ahumado son ciudadanos cordobeses (República Argentina) a los que no se les ha podido probar ningún delito, pero están presos por reclamar los derechos de los trabajadores. En igual condición está Jesús Escobar en Neukén, Federico Manso en Tucumán, Claudio Comali en Buenos Aires y Milagro Sala en Jujuy. Y no son los únicos presos políticos argentinos, apenas los nombro como ejemplo. En Brasil son varios los dirigentes del MST privados injustamente de libertad. Cito entre ellos a Fabiana Braga y Claudelei Lima en el estado de Paraná. En Paraguay hace más de diez años que seis militantes del partido Patria Libre están presos por sus ideas políticas: Agustín Acosta, Basiliano Cardozo, Simeón Bordón, Arístides Vera, Gustavo Lescano y Roque Rodríguez. En México se estima que hay más de 500 presos políticos. Tan solo en el estado de Puebla hay una lista de 241 presos políticos cuya libertad se reclama hace años. Y del otro lado del muro, en territorio estadounidense, hay varias listas de presos políticos que incluyen a Mumia Abu Jamal (del partido de Las Panteras Negras) y el colombiano activista de izquierda Simón Trinidad. Y a no olvidar la infame cárcel de Guantánamo donde hay entre 40 y 50 presos por simples sospechas que nunca fueron comprobadas, todo un ejemplo de “las garantías” que ofrece la justicia estadounidense. ¿Por qué “la prensa” habla tanto de presos políticos en Venezuela y no en esos otros países? ¿Cómo pueden firmar comunicados reclamando la libertad de presos políticos los gobernantes de países como Argentina, Paraguay, Brasil, México y Estados Unidos? ¿Cómo puede Uruguay acompañar esos reclamos? Creo que es un buen momento para hacer notar estas inconsistencias. También es buen momento para recordar la diferencia entre “presos políticos” y “políticos presos”. Sin duda, Leopoldo López pertenece al segundo grupo, por más que las bocinas de la prensa hegemónica lo quieran presentar como una víctima.
(Los nombres que incluyo en esta nota pueden verificarse en una rápida búsqueda por internet, que seguramente aportará más nombres)
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