Crónicas de la Victoria: 3 cuestiones sobre el poder.
- La Juventud Diario
- 8 jul 2017
- 4 Min. de lectura
“Salvo el poder todo es ilusión” Lenin.

Escribe Prof. Andrés Freire
Ilusiones progresistas.
“Tenemos el gobierno pero no el poder”, es una de las piezas fundamentales del discurso progresista, el que es en parte verdad y en parte mentira, por lo que se transforma en una gran mentira. ¿Por qué? Porque es cierto que quien tiene el gobierno de por sí no tiene el poder, ya que en la estructura de la sociedad capitalista que tenemos hay muchos factores de poder, esta la banca, el latifundio, el gran capital, como actores no gubernamentales que tienen mucho poder, pero lo que se niega con esta afirmación que tener el gobierno es tener una buena parte del poder. ¿Sí el gobierno no tuviera poder, sí las elecciones no dirimieran el acceso a ese poder en circunstancias “normales”, por qué el fascismo que es la forma más extrema de la dictadura del capital busca suprimir todo el andamiaje electoral montado por la burguesía? Porque sabe que por esta vía las clases subalternas realizan una tarea pedagógica fundamental por un lado y por el otro que pueden eventualmente lograr una mayor posición de fuerza y una porción más grande del poder. Cuando entonces se dice que se tienen el gobierno pero no el poder, se falsea la realidad, los mismos instrumentos jurídicos, políticos y en última instancia la fuerza coactiva del Estado pueden ser usados en una dirección u otra, si existe el poder estatal para entregar la soberanía del país a pedazos, poner impuestos a los trabajadores y declarar la esencialidad a las maestras, existe el mismo poder para rescatar nuestra soberanía, poner impuestos al complejo agro exportador y el capital extranjero y asegurar que se cumpla el acceso a elementos esenciales para la vida como la salud, la educación y la vivienda.
Ilusiones posmodernas.
“El poder es algo difuso y está en todas partes, tú tienes poder sobre tu vida y determinas la misma”. Tal como en el caso anterior nos encontramos con un discurso que es en parte verdadero y en parte falso, por lo que se constituye en una falacia. El poder en una sociedad de clases sometida a la dictadura del capital se encuentra fácilmente ubicable, esto sin embargo no quita que cuando las clases subalternas impulsan un sindicato clasista, un partido político, una red de asociaciones populares, estas construyan poder, y tengan una parte del poder, pero no tienen acceso al poder del Estado, de ahí la consigna poder popular, que es precisamente la construcción de poder para el pueblo que permita tener luego el poder sobre todo el conjunto social. Del mismo modo los individuos tenemos una pequeña cuota de poder sobre nuestras vidas, muy pequeña en realidad pero decisiva, y están dadas por lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros tal la máxima sartreana, pero en una sociedad donde nos vemos condenados básicamente a producir plusvalía, donde el trabajo se vuelve una realidad alienante, y la asumimos o somos condenados a formar parte del ejercito de desocupados que regula los salarios a la bajo, nuestra libertad es ilusoria. Moses Finley enseño que en el mundo antiguo no podemos hablar de libertad sino de grados de esclavitud o servidumbre, de la misma forma en nuestra sociedad nuestra posición de clase determina nuestro grado de libertad: ¿Qué libertad tiene el que gana 15000 por mes? ¿Y el que gana 50 pero trabaja 14 horas por día? ¿Y el que no tiene trabajo? ¿Y el que cobra un sueldo superior al promedio pero debe el 80%?
Ilusiones pequeño burguesas.
La pequeña burguesía en su versión tradicional y su versión más contemporánea ligada al desarrollo de las funciones secundarias del aparato estatal no tiene ideología propia, arma su ideología con pedazos burgueses, no en vano la ideología dominante también es la de la clase dominante, y con retazos de la ideología de la clase trabajadora. Esta clase social quiere cambios, en síntesis que todos sean pequeñoburgueses es su ideal, pero no quiere que haya ningún cambio estructural que amenace su posición, es decir, su autito, su motito, sus vacaciones en la playa, su casa en la playa, sus viajes al exterior, y los pequeñísimos privilegios enormes en comparación al que vive en un asentamiento e ínfimos en comparación a los privilegiados de la oligarquía dominante. Busca un imposible, un cambio sin cambio, una especia de mundo ideal con “igualdad de oportunidades” que caiga del cielo sin sufrimiento, sin lucha, sin arriesgar ni la siesta, a veces cuando la situación se complica mucho se radicaliza, algunos serán fascistas, otros posarán de revolucionarios, entre uno y otro podrá incluso haber pases, y cuando la tormenta cese se volverán todos de vuelta o tímidos reformadores o moderados conservadores. “El poder es algo malo, corrompe” es parte de su discurso, y aquí volvemos al centro de la cuestión, el poder en sí, es como casi cualquier otra cosa en el universo, depende de quién lo utiliza y para qué.
Ilusiones progresistas, posmodernas, discursos de algunos “puros revolucionarios auténticos”, ciertas variables de un discurso anarquizante, tienen un mismo elemento común las mismas visiones pequeño burguesas acerca del poder, y como siempre no todo lo que brilla es oro, y a veces ni siquiera es barro …
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