Columna: La revolución de Octubre y el Partido. (IX)
- La Juventud Diario
- 20 jun 2017
- 3 Min. de lectura

por Gonzalo Abella Integrante del Coordinador Nacional de la UP
El plan militar de la revolución de Octubre de 1917 fue diseñado y dirigido por el Partido Bolchevique. El Comité Militar Revolucionario, su Estado Mayor, no fue sin embargo un simple ejecutor de las órdenes de Lenin. Bajo su mando único (inevitable en condiciones de pasar a la acción) en su diseño y ejecución estuvo presente la experiencia de soldados rojos y marinos rojos, incluyendo antiguos suboficiales; estuvo presente la experiencia acumulada de la lucha de barricadas e insurrecciones populares, en una ciudad donde el control sobre los puentes sobre el Río Neva y sus canales eran un objetivo militar prioritario; estuvo presente el tema de las comunicaciones, desde los periódicos, el teléfono y telégrafo hasta los canales clandestinos y los cifrados. Y por debajo, garantizándolo todo, la organización del partido, antes y durante la revolución. La elocuencia agitadora de Trotski en el Soviet de Petrogrado tampoco hubiera servido sin aquella infraestructura subterránea con diversas fachadas legales cuyo artífice principal había sido Stalin. Los primeros pasos del poder soviético son conocidos. La guerra civil, la intervención extranjera, el bloqueo, la campaña difamatoria mundial, las etapas de construcción del nuevo poder en situación extraordinariamente compleja, el Comunismo de Guerra, la N.E.P, los primeros planes quinquenales, el gigantesco salto económico, social y cultural de los años 30, son lo más sobresaliente de lo que se vivió en este inmenso laboratorio social. También es reconocido el esfuerzo que el gobierno de la URSS hizo en la forja de partidos revolucionarios en el mundo (a través de la Tercera Internacional) su lucha por la Paz, la solidaridad con los pueblos en lucha, el impulso a los frentes populares antifascistas.
Las acusaciones que se le hacen al partido Comunista de la URSS de los años 20 y 30, partido heredero de la tradición bolchevique, de buscar congelar para siempre un poder absoluto, son en general injustas y en casos particulares, exageradas. El Partido se esforzó por fortalecer la estructura estatal de los soviets. Manteniendo su derecho de propuesta, subordinó la toma de decisiones a lo que fuera resuelto por el Soviet Supremo bicameral, elegido por voto universal y que designaba soberanamente al Consejo de Ministros (Poder Ejecutivo). A diferencia del pluripartidismo burgués (pero sin oponerse de principio a la existencia de otras formaciones políticas que expresaran intereses de sectores populares) el Partido Comunista buscó ser cada vez menos necesario en la administración de los asuntos de gobierno. Siguió siendo, eso sí, la mirada vigilante sobre los enemigos de clase y la filtración de la ideología burguesa en filas de los constructores de la nueva sociedad. La Segunda Guerra Mundial cobró bajas irreemplazables en filas de los comunistas, que eran por decisión y convicción partidaria los que buscaban los puestos más riesgosos en el combate. Cuando en los años 50 el imperialismo encontró traidores y oportunistas internos que podían destruir a la URSS, no se empezó por el Soviet; se empezó por el Partido. En una URSS convaleciente y con 25 000 000 de muertos y otros tantos mutilados, con un Comité Central que reagrupaba a los sobrevivientes y una dirección histórica envejecida, los oportunistas, incluyendo los que habían quedado escondidos durante la guerra, tuvieron su momento, y debieron actuar rápido antes de que el enfermo se restableciera. Los oportunistas y revisionistas ya ocuparon posiciones claves en el XX congreso del Partido de 1956, y fueron copándolo todo. En tiempos de Brézhnev (1964-1982) hubo resistencia en un sector más consecuente del Comité Central, pero el camino a la degradación ya era irreversible y culminó con el traidor Gorbáchov como Primer Secretario del Partido, ya en 1985. Recién en 1993, cuando las banderas rojas habían bajado del Kremlin, fue el último baño de sangre contra los parlamentarios que resistieron a Gorbáchov y a Yeltsin y se vio al pueblo que por primera vez reaccionó masivamente y salió a protestar en Moscú contra Yeltsin. Hubo 3000 muertos en las calles.
Pero aquí queríamos centrarnos en el papel del partido entre 1903 y 1917. ¿Qué nos enseñó definitivamente?
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