Columna: ANCAP, ejemplo de inmoralidad
- La Juventud Diario
- 12 jun 2017
- 2 Min. de lectura

Por: Proc. Fabrizio Bacigalupo (fabrizio19@ adinet.com.uy)
Moralidad significa ser honrado, probo, de recto proceder, de integridad intachable, que no le falta ninguna de sus partes, virtuoso, leal a los principios, a la ética, a la justicia. La moralidad es muy amplia y cubre todos los ámbitos de la vida humana. En un país como el nuestro, donde la corrupción política se tolera abiertamente, podemos estar seguros de que sus gobernantes están faltos de moralidad. La desaparición de la verdad lleva aparejada la desaparición de la virtud. Los políticos corruptos continuarán actuando con objetivos puramente personales y en salvar su pellejo. Una vez implantada la corrupción como modo de vida, es prácticamente imposible cambiar hábitos, e inculcar ideales sanos. Desde la Grecia Antigua, filósofos y moralistas señalaban que la fundamentación en el ejercicio de la cosa pública habría de inspirarse en la moral. No se trataba aquí de la moral en el concepto cristiano o dogmático, sino en el amplio sentido que dignifica la ser humano en sus relaciones con la sociedad. Pero nos ha tocado vivir en esta época, y tenemos un plantel de gobernantes carentes de moral, que entienden que en este escenario ennegrecido de la política cabe todo. En la clase política de hoy, sobretodo en el partido gobernante, tienen el poder los ambiciosos y los mediocres, y los hombres de bien, aquellos que nos pueden llevar por caminos promisorios con honradez y buena voluntad, o son apartados, o se apartan voluntariamente por entender que en ese mundo de mediocridad, perversión y maldad, no encajan. El relativismo de la moral es un caos que la política uruguaya está adoptando como sistema de conducta. Para los políticos defensores de esta corriente, los valores humanos son relativos y nunca absolutos, por ello, contemporizan con el cambio de los valores y el cambio ético, todo da igual. El caso de ANCAP es un horror. El uso de las tarjetas corporativas, destinadas a pagar gastos que surgen en los viajes que se realizan por la empresa, motivó un pedido de informes del semanario Búsqueda que abarca los estados de cuenta de todas las tarjetas. Las tarjetas “permiten efectuar pagos por gastos imprevistos que surjan en misiones de trabajo” e incluye “gastos de cortesía institucional, gastos que excedan el monto de los viáticos asignados y gastos por razones de necesidad imprevisibles”. “Cada usuario de tarjeta corporativa es responsable personal por los gastos” de su uso, indica el protocolo publicado por el semanario. De acuerdo al informe, el vicepresidente Raúl Sendic utilizó la tarjeta corporativa para comprar en tiendas de ropa, electrónica, supermercados, joyerías, además de los hoteles lujosos y restaurantes de los viajes. La nota también recoge gastos que incluyen, además de las expensas de viaje, compras por costosos regalos empresariales, free shopps y librerías. También hay gastos de restaurantes, hoteles 5 estrellas y compras en Apple. Inmoralidad total.
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