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Columna: La detestable oligarquía vendepatria

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 8 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

Por: Proc. Fabrizio Bacigalupo (fabrizio19@ adinet.com.uy)

Uruguay es una república. Sistema político que se fundamenta principal y totalmente en el imperio de la ley y la Constitución, y la igualdad ante la ley. Es decir un Estado de Derecho. En un Estado de Derecho, toda acción social y estatal encuentra sustento en la norma; es así que el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente por cumplir con el procedimiento para su creación y es eficaz cuando se aplica en la realidad con base en el poder del Estado a través de sus órganos de gobierno, creando así un ambiente de respeto absoluto del ser humano. Pero algunos personajes siguen pensando que la mejor forma de gobierno es la oligarquia. La oligarquia, significa, en ciencia política, una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de unas pocas personas, generalmente de la misma clase social. Los escritores políticos de la Antigua Grecia emplearon el término para designar la forma degenerada y perversa de gobernar una nación. En los albores de la década de los sesenta el entonces Diputado del Partido Socialista, Vivian Trías, hizo un Pedido de Informes a la Dirección Nacional de Catastro, acerca de quiénes eran, concretamente, los dueños de la tierra en Uruguay. Luego de estudiar el Informe, realizado por primera vez en la Historia, escribió su libro “La Reforma Agraria en Uruguay” (1962). Obra que hizo época, porque describió con nombre y apellido las desde entonces famosas “Seiscientas Familias” dueñas del Uruguay. Además de propietarias de los más grandes latifundios, pudo confirmarse que, entrelazadas familiar y empresarialmente, eran las dueñas de los bancos (por entonces había bancos poderosos de capital nacional), de los grandes medios de prensa (diarios, radios), de las grandes industrias, de las mayores empresas exportadoras, de los altos puestos jerárquicos permanentes del Estado, etcétera. Esta minoría recibió por nombre “oligarquía” a los efectos de describir algo peculiarmente uruguayo. Obviamente que en la época de Trías, comienzos de los 60´, nuestro país era gobernado por colorados y blancos. La oligarquía, a nivel político, era de esos dos partidos. Hoy, 2017, la nueva oligarquía política, la constituye el Frente Amplio. Son verdaderos vendepatrias. El vendepatria es el que entrega los recursos nacionales al poder extranjero de las potencias y las grandes empresas multinacionales. Es el que asume como propio el colonialismo, que interpreta todo lo local como inferior, y pretende un “desarrollo” según los dictados externos y no según las propias necesidades e intereses particulares de nuestra nación. Es el que, por sus actos, beneficia a los intereses de las políticas foráneas, especialmente a los Estados Unidos, en desmedro de los intereses nacionales. Al igual que los blancos y colorados, algunos dirigentes del Frente Amplio también creen que tienen “sangre azul”. Piensan que nacieron para mandar. Por portar ciertos apellidos, creen que tienen un ADN especial por encima del resto de los mortales. No importa si son corruptos, ineficientes o inútiles, estos dirigentes del FA parece que integraran una casta de nobles, a la cual los demás ciudadanos jamás podremos acceder.


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