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Segunda planta de UPM: La gente estará construyendo alegremente su propio ataúd

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 5 jun 2017
  • 5 Min. de lectura

Por estos días nuestro país tiene una diversa actividad a nivel institucional en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, por el que se determinó los próximos 30 días como el “mes del medio ambiente”. El Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) por ejemplo, prevé una serie de actividades e iniciativas dividiendo el tema en semanas en las que cada uno se aborde distintos aspectos: la primera será la Semana de la Información Ambiental, la segunda la Semana de la Ciudadanía Ambiental, le seguirá la Semana de la Biodiversidad, luego la Semana de los Océanos y el Ambiente Antártico y por último Semana del Ambiente Rural.

Gonzalo Abella -uno de los principales voceros de la Unidad Popular que integra su Coordinador Nacional y fuera el último candidato presidenciable de la coalición-, quien tiene amplia trayectoria vinculada a las luchas ambientales y las distintas organizaciones a nivel regional de defensa de los recursos naturales, reflexionó junto a La Juventud acerca del cinismo del gobierno del Frente Amplio, de mostrar preocupación por temas como la Información, la Participación Ciudadana, la Biodiversidad, los Recursos Acuáticos y la Situación del Medio Rural, contrastándolo con la política que aplica el progresismo al frente del gobierno en nuestro país desde hace más de 12 años.

“Todo obedece a una propaganda propagandística orquestada para todos los países sometidos y saqueados. Estamos viviendo una etapa donde de la penetración imperialista y del saqueo social se ha pasado también al saqueo ambiental. Descaradamente se nos está matando el agua, se nos está matando la tierra, se nos está matando la biodiversidad y se nos está enfermando. La estrategia complementaria con esto tiene una razón: el modelo neoliberal apuesta a la inversión extranjera. Lógicamente la inversión de cualquier emprendimiento es más o es menos rentable, en función que tenga que atender o se le permita no atender los temas ambientales. Es decir, a más restricciones ambientales, más costosa es la inversión; desde la óptica del inversor. Por lo tanto, ponerse de rodillas ante la inversión extranjera es entre otras cosas bajar los controles ambientales que se les exige a las empresas inversoras. En ese sentido, en el tema de la información, el plan es hacerla lo más fragmentada posible: que cada persona que perciba una situación de alarma ambiental, no la asocie con el modelo productivo; sino que la refiera a un tema exclusivamente de su localidad. Siempre el problema es ese: “nosotros informamos... hay un problemita acá... hay un problemita allá”, pero de todos modos convenientemente dosificada para que no se descubra la verdadera razón que es el saqueo ambiental de las transnacionales. Por otra parte, a veces en vez de restringir la información, nos hacen ahogar en un océano de información: memorándum, memorándum y memorándum de páginas con lenguaje técnico, como para sugerir que “no es para mí... no lo puedo entender... yo sé que la cosa está mal pero esto no lo estoy entendiendo”, y que genera una incapacidad al ciudadano que no está todo el día en esto de darse el tiempo para entender las tendencias y hacia dónde se va. Esa es otra de las trampas de la información ambiental. Hay que ver lo que está haciendo nuestro diputado con su equipo, para tratar de navegar en ese océano de información e interpretar las tendencias fundamentales. La otra estrategia muy siniestra en este tema para enmascarar todo lo que es el saqueo ambiental, es simplemente borrar las escalas. Dicen que la soja transgénica contamina, pero el ganado también. La digestión del ganado genera gases que ayudan al efecto invernadero. Una curtiembre ensucia el río, un tambo también, y ni que hablar un matadero. Una ciudad contamina. Entonces hablando sobre elementos reales, lo que se enmascara son las escalas que te permitan comparar un impacto contaminante con otro. Esa es otra de las trampas. La tercera es hacer como el tero: agarrarse de lo pequeñito, aplaudir y palmearle la espalda al que hace cosas chiquitas como una huerta orgánica, un comedor orgánico, una escuela que tiene huerta; mientras todo eso está siendo contaminado desde arriba criminalmente por la fumigación de la soja. Porque son distintos elementos del saqueo ambiental que se complementan. Por un lado la expansión del monocultivo forestal, que ya amenaza todos los equilibrios, de agua y demás. Pero por otro lado la expansión de la soja, sobre todo arrendatarios, porque la soja tiene 10 veces más agrotóxicos que la propia fumigación. El monocultivo forestal nos inutiliza la tierra, y la soja es principalmente que nos envenena la tierra y el agua. Y el arroz también, porque hay sobredosis de agrotóxicos que deberían estar prohibidos. A todo esto se suma, sobre todo con los sojeros no residentes que alquilan, una actitud de extraordinaria prepotencia motivada por la que le da el gobierno. Hemos conocido de acampantes (de gente que antes pescaba y ya no le quedan peces, gente que antes cazaba y ya no le queda nada para cazar), pero que todavía acampa en turismo o en carnaval. Y vienen y les dicen “váyanse de acá que tengo que fumigar”; aunque los acampantes estén en un arroyo, en un cauce público, que entraron por la ruta y no por un campo privado. Esto es cada vez más común. La Unidad Popular acaba de hacer (el pasado 1º de junio) un taller sobre Ley de Riego, que trae consigo la privatización del agua. Ya se nos privatizó la energía eólica, ahora se nos privatiza el agua a través del uso de represas y de tener que rendir tributo al que las hace; eso es la Ley de Riego. Y vamos a tener el 16 de junio un nuevo taller sobre la segunda planta de UPM y su amenaza de cubrir con el maldito manto del monocultivo forestal nuevas extensiones. Estamos hablando ya de prácticamente ¼ del país afectado, ¼ de todo el territorio fértil del país; si exceptuamos la superficie marítima pesquera, que eso lo controla todo China, es decir que tampoco es para nosotros, y depreda el recurso pesquero. Todo se va juntando para hacer que este país sea absolutamente destruido, la población envenenada y enferma, y todo al servicio de las transnacionales. El cinismo no puede ser mayor. Es como si te inocularan cáncer y te dijeran “vamos a empezar a repartir curitas por si te cortás el dedo”. Realmente detrás de esto hay una desesperación del gobierno por incorporar los tiempos políticos, toda esta venta del país va a generar que sobre todo con UPM (2), el año electoral va a ser un año con muchos puestos de trabajo, como pasó con Fray Bentos cuando se creó UPM (1). Así está Fray Bentos ahora; no hay peces en el agua, olores episódicos fuertes, desesperanza, falta de empleo. Pero el año 2019 va a ser un año repleto de agroempleo, gracias a los 4.000 puestos de trabajo que va a crear UPM (2), que será solo durante su monstruosa construcción. La gente va a estar construyendo alegremente su propio ataúd, pero no lo saben y además precisan trabajar. Primero corrieron a los apicultores, destrozaron la miel orgánica, corrieron a la gente de los tambos que les hacen la vida imposible, no hay crédito para los pequeños productores; entonces la gente desesperada se vuelca a lo que haya. Y lo que haya, es al servicio de las trasnacionales. Es toda una rueda siniestra, que el miedo que genera solo se puede cortar de un tajo de espada, y ese tajo de espada son los procesos de liberación nacional”.


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