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DISCURSO EN OIT: Gira presidencial por Europa y Egipto Vázquez habló del país de cristal, no del paí

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 5 jun 2017
  • 4 Min. de lectura

Tabaré Vázquez realizó este lunes el discurso de apertura de la 106 reunión de la Organización Internacional del Trabajo OIT, siendo el primer presidente de un país que habla como tal en ese foro. La actividad se enmarcó en la gira que el mandatario concluyó por Austria, Suiza y Egipto, donde se reunió también con el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ambos encuentros, el mandatario habló de un país casi de fantasía, irreal, pero olvidó mencionar que la mayoría de las políticas que aplica su gobierno van en contra de lo que él estaba pregonando en esos organismos internacionales.

Desde hace varios días, el presidente Tabaré Vázquez viene desarrollando una gira oficial por distintos países europeos. Ayer lunes, Vázquez habló en la apertura de la 106ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza. En esta instancia, Vázquez resaltó los compromisos que Uruguay ha asumido en materia laboral, lo que lo ubica, dijo, en los primeros lugares en el mundo en convenios ratificados. Agradeció la cooperación de la OIT y destacó además que Uruguay es un “referente mundial” en materia de negociación tripartita y “diálogo social”. Sin embargo, olvida el presidente Vázquez que aún existen en el Uruguay más de 800 mil trabajadores -casi la mitad de la población económicamente activa-, que ganan salarios menores a 25 mil pesos; unos 300 mil jubilados que cobran pasividades por debajo de los 15 mil pesos; aproximadamente 35 mil trabajadores en Seguro de Paro y unos 200 mil trabajadores que desarrollan su actividad de manera informal. El mandatario señaló que el “crecimiento sin desarrollo, no es crecimiento ni desarrollo, es acumulación por parte de unos pocos en detrimento de muchos otros ciudadanos del mundo”. En tanto, olvidó el presidente mencionar que en el Uruguay gobernado por el Frente Amplio, su fuerza política, se extranjerizó y concentró la tierra como nunca antes en la historia. “Creo que hemos mejorado el contexto para la inversión extranjera y los emprendimientos productivos”, dijo. Mientras Vázquez se sacaba cartel ante el mundo en su carácter de estadista, el gobierno uruguayo ha apostado por el desarrollo del agronegocio sojero y la forestación en detrimento de la producción de alimentos de calidad para erradicar el hambre en su gente y el mundo. Su gobierno ha negado el 6% para Anep y UdelaR y ha dado la espalda a los trabajadores de la educación. El presidente uruguayo destacó la negociación tripartita donde empresarios, trabajadores y el gobierno se sientan entorno a una mesa a discutir salarios y condiciones laborales. Sin embargo, omitió decir que su propio gobierno estableció pautas salariales donde se consolidaban tres franjas de negociación que ponían un techo a la lucha salarial de los trabajadores. Esto permitía a los empresarios declararse en las franjas menos dinámicas y negociar salarios a la baja. La gira de Vázquez por Europa (y Egipto) se produce en el marco de una búsqueda desesperada por encontrar los recursos necesarios para que la finlandesa UPM (la segunda productora mundial de pasta de celulosa) instale su segunda planta de celulosa en el país, la cual sería la tercera planta de este tipo en Uruguay tras la de Fray Bentos y la de Conchillas, esta última en propiedad de Montes del Plata. Con su presencia ante la OIT, Vázquez le avisa a los empresarios y potenciales inversores extranjeros que las reglas de juego en el Uruguay, país sumiso y empobrecido, están claras: son a favor de ellos y no de los trabajadores. Vázquez destacó el crecimiento de la economía (en los números macroeconómicos, no en el bolsillo de los uruguayos) y la baja de la pobreza. Sin embargo, olvidó mencionar que en el último año el desempleo viene mostrando una tendencia al alza debido al cierre de varias fábricas, principalmente en la industria láctea. También dejó de mencionar que la inflación, cercana al 10%, mantiene esos guarismos porque el propio gobierno maquilla los datos usando estrategias como el UTE premia y conteniendo el aumento de los salarios, jubilaciones y pensiones. En su gira por Europa y en el mismísimo Día Mundial del Medio Ambiente, Vázquez rechazó la salida de EEUU del Acuerdo de París, lo cual podría generar repercusiones medioambientales a nivel global en las próximas décadas. Sin embargo, el mandatario uruguayo olvidó mencionar que su gobierno busca desesperadamente instalar una nueva planta de celulosa sobre uno de los mayores ríos del país como lo es el Río Negro; curso de agua que ya se encuentra totalmente eutrofizado y contaminado. El mandatario omitió mencionar que Uruguay es uno de los países con menor porcentaje de población rural de Sudamérica, además de estar viviendo un éxodo campo-ciudad alarmante donde la cantidad de productores familiares pequeños se reduce año a año. Habló Vázquez de “convivencia pacífica” pero olvidó que existen más de 11 mil personas privadas de libertad, la mayoría de ellas pobres y excluidas socialmente. Mientras el presidente hablaba en Suiza de “justicia social” y “distribución de la riqueza”, en Uruguay, su propio equipo económico, encabezado por Astori, busca reducir el déficit fiscal pensando estrategias para achicar el presupuesto y aplicar las recetas neoliberales provenientes de los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Vázquez en la OMS

El pasado sábado 3 de junio Vázquez se reunió en Ginebra con el nuevo director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, con quien se mostró de acuerdo en combatir las enfermedades no transmisibles, por ejemplo, el cáncer. En el encuentro, ambos resaltaron “la necesidad de impulsar políticas de salud pública a través de un fuerte liderazgo del Gobierno”. Vázquez no dijo en ese encuentro que su gobierno apuesta al agronegocio sojero y al desarrollo de la forestación como buque insignia del “desarrollo” del país, elementos que están acarreando varias complicaciones para la salud humana. Por un lado, la forestación consume millones y millones de litros de agua, elemento vital para la vida, por otra parte, el agronegocio sojero no solo contamina los cursos de agua con la aplicación de agrotóxicos y fertilizantes sino que también, a través de las fumigaciones, genera problemas respiratorios y cutáneos en la salud humana. Además de ser modelos incompatibles con la producción de alimentos de calidad. Vázquez olvidó mencionar que su gobierno pretende privatizar el Hospital de Clínicas, el mayor centro de salud del país y donde se atiende gratuitamente gran parte del pueblo uruguayo.


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