La huelga del 73, mito o realidad histórica Hoy recesión, con rostro trágico de pandemia
- La Juventud Diario
- 27 jun 2020
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En la lucha de los trabajadores del país y del pueblo uruguayo, cuando en un momento se tensan las fuerzas sociales y las clases se enfrentan con sus intereses antagónicos, la realidad nacional se traza muchas veces con independencia de los acontecimientos en su vida diaria, pues ello trasciende la voluntad inmediata política de sus participantes.
Aunque en nuestro país, siempre se ha hablado de hechos excepcionales como un mero recurso ideológico de las clases dominantes -que nos viene, a nuestro juicio, desde el virreinato, la colonización, la derrota de Artigas, la Cisplatina, el exterminio del indio, la guerra de la Triple Alianza, el alambrado, la inmigración europea, la industrialización y las nuevas contradicciones que se expresan hasta nuestros días, con la irrupción en el escenario histórico de la clase obrera.
Luego del Golpe de Estado de 1973, con las particularidades que pueden definirse en nuestro país, se puede decir que la alianza cívico militar prohijada por el imperialismo y la alta oligarquía en nuestro país, que es esencialmente antiobrera y antipopular, va a incorporar elementos que se mantienen hasta nuestros días, la continuidad en las políticas económicas y la impunidad, que supone cambios regresivos en toda la política nacional.

Las leyes que se implementaron a favor del capital en tiempos de democracia, expresan claramente cómo la política oligárquica, consustanciada con las decisiones macroeconómicas, así como una alternancia de los partidos en el poder, no han hecho más que perpetuar a las clases dominantes mediante mecanismos políticos concertados, que fueron consolidándose con medidas económicas y claudicaciones ideológicas progresivas en un proceso de varias décadas, hasta nuestros días.
Es indudable que la huelga de junio de 1973 fue un acto de enorme significación histórica, de coraje, y de una respuesta contundente de los trabajadores y sus aliados para frenar el fascismo. También es bueno registrarlo, así como tenerlo presente, que ello no fue suficiente. Y conviene recordar también que de victorias que no son tales, se construyen arquetipos ideológicos que se derrumban, y que resultan además un serio problema para los trabajadores y el pueblo, que derivan en el desmantelamiento progresivo de la organización popular, en función de políticas concertadas.
Luego de un importante trayecto recorrido hoy no tenemos dudas de ello, al mantenerse la política económica financiera se ven las consecuencias para nuestra gente, y ahora se hace evidente con el rostro trágico de pandemia.
Hoy estamos ante uno de los mayores problemas económicos que ha enfrentado el capitalismo integralmente en todos los tiempos, sin que estos puedan resolverse; más bien que a cada paso se agudizan.
La deuda externa se ha multiplicado desde la dictadura hasta nuestros días, con todo lo que ha implicado la destrucción de la industria y la extranjerización de la tierra, pasando por todos los gobiernos nacionales, que no han modificado el rumbo.
Hoy es necesaria más que nunca la lucha contra la impunidad, como uno de los elementos más duros que el Estado y la política oligárquica ha mantenido para su perpetuación, se torna en los desafíos mayores que tiene el pueblo uruguayo para garantizar su futuro fuera de las políticas de privatizaciones, de pérdida del empleo y de rebaja del salario que no hacen más que incrementar la miseria.
Este es el desafío que es necesario enfrentar y abrir paso a políticas auténticamente populares.
La huelga del 73 ha sido uno de las mayores construcciones de la lucha popular, no hay que dejarla convertirse meramente en un mito.
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