top of page

Inmigrantes estafados piden no ser desalojados hasta que pase el invierno y la pandemia

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 16 jun 2020
  • 4 Min. de lectura

Ante una información de una orden de desalojo en una pensión que llegó al departamento de prensa de CX36 Radio Centenario y a la redacción de La Juventud, nuestro compañero Diego Martínez llegó hasta el antiguo edificio en el barrio de la Aguada para interiorizarnos y difundir la situación.

En un punto neurálgico de la ciudad, en pocas cuadras a la redonda hay negocios de todo tipo, enormes empresas y grandes superficies, instituciones deportivas, clubes bailables, sanatorios, sindicatos, centros de estudio desde infantiles hasta universitarios, importantes medios de comunicación, locales de partidos políticos, sedes de organismos públicos y hasta el propio Parlamento Nacional.

Sobre la transitada Av. Agraciada, se encuentran dos pensiones que llaman la atención a todo aquel que pase por allí, pero nadie se imagina la realidad al interior de la casa de al lado, allí donde está la parada del ómnibus, hasta que ingresa en ella.

Cuarenta habitaciones con familias enteras hacinadas en cada una de ellas, en condiciones de habitabilidad y convivencia inimaginables. Nos dijeron que había “una persona postrada en la cama” y nos invitaron a verlo; allí estaba ella, dentro de una habitación junto a los otros cuatro integrantes de su familia. Lo mismo se repetía en cada una de ellas.

Más de 35 familias, uruguayos e inmigrantes, en su gran mayoría dominicanos pero también cubanos, haitianos y de distintas procedencias, con niños, enfermos, ancianos y embarazadas, según nos explicaron Polanco y Fausto, en un diálogo que reproducimos a continuación.

Pagaron por entrar, sin saber que estaban de salida

“El tema es que la mayoría de los que estamos acá entramos en esta pensión normalmente, pensando que todo estaba bien; pero cuando entramos acá nos dimos cuenta que la pensión estaba en desalojo”.

Pero para entonces, ya habían pagado el ‘derecho a habitar’ por adelantado. “A nosotros nos vendieron las habitaciones, en su mayoría por 15 mil y 17 mil pesos; y aparte de eso se nos cobraba lo que era una mensualidad para dar servicios al establecimiento aunque no se daba ninguno. Eran por el agua, la luz, la seguridad… pero no se daba nada de eso”.

Los acuerdos y todos los pagos siempre los hicieron con la encargada, de la que indicaron se llama Sandra Casas.

Los inmigrantes con los que conversamos aseguraron no saber en absoluto las reales condiciones en las que se vivía allí al ingresar. Pero con el tiempo, vieron el caso de una mujer que tenía ocupadas cuatro habitaciones de las pensión. “Tenía a sus tres hijos y la habitación de ella; pero poco a poco fue mudando a la familia: primero se fueron los hijos, luego se fue la hija y luego ella”, y entonces comenzaron a sospechar que algo raro ocurría. “Nos pusimos a investigar y nos dimos cuenta que era que para el 11 de mayo teníamos un desalojo”.

A partir de ello recurrieron a asesoramiento, realizaron algunos llamados, recurrieron a medios de prensa, y consiguieron una prórroga hasta el próximo lunes, 22 de junio.

Se trata de una casa gigante, con 40 habitaciones y realidades muy disímiles. “Hay de todo. Como habemos personas que estamos bien establecidos hay personas que no, porque no todos somos iguales. Yo recién llegué en enero, pero hay personas que tienen acá un año.

Y lo que sucede es que ahora mismo estamos pasando muy mal, por el tema de la pandemia; aquí habemos muchas personas que no estamos trabajando, y así no podemos conseguir un alquiler”, expresaron.

Alguien que escuche, para encontrar una solución

Consultados qué es lo que reclaman, manifestaron que están pidiendo “un poquito de tiempo más” para poder por lo menos esperar a que pasen los fríos del invierno, y la situación de emergencia por pandemia que hace imposible rebuscarse para conseguir empleo e ingresos suficientes para conseguirse otra alternativa habitacional por sus propios medios.

“No nos queremos quedar porque sabemos que el establecimiento no es de nosotros. Estamos de acuerdo que si tenemos que pagar para quedarnos aquí, vamos a pagar; pero no tenemos respuesta del dueño del inmueble o de alguien que venga a hablar con nosotros. Nadie ha venido; todo el que viene simplemente se acerca a la puerta y deja un papel, más nada”, aseguraron.

Nunca le vieron la cara al dueño, ni siquiera saben quién es. “Primero nos dijeron que ‘es un judío’; luego la señora acá que es uruguaya, que tiene varios años acá, fue al Juzgado y allá aparece que el inmueble es de una señora. No sabemos quién es, queremos por lo menos hablar con él. Nosotros no nos quedemos quedar, porque esto no es de nosotros acá”, insistieron.

La realidad económica para los inquilinos es realmente crítica. “Hoy acá hay pocas personas que están trabajando, y los que tienen trabajo están en el seguro de paro. Nos es difícil. Con el tema de la pandemia no quieren que uno se acerque a los lugares” para alquilar.

El sueño americano

“Aquí la mayoría somos inmigrantes, muchas familias en su totalidad dominicanos. Pero hay de varios países; cubanos, uruguayos, haitianos, dominicanos… creo que hasta venezolanos hubo en cierto punto.

Uno sale de su país buscando un sueño, y llega a lugares por otras personas que te dicen que puedes conseguir algo. Y uno sale buscándolo y cuando te das cuenta… esto es lo que sucede”, se sinceraban. Así, les pintaron un Uruguay que en realidad es otro “muy diferente”.

Todos los consultados dejaron en claro que no tienen quejas hacia nuestro país. Pero cuando decidieron venirse, les dijeron “que se conseguía trabajo, que se conseguía la documentación muy fácil… porque el dominicano es así, el dominicano llega al lugar que pueda decir que tiene una residencia, una nacionalidad, y de allí puedo ir a tal país, puedo ir a España, puedo ir a tal lugar; porque es muy difícil para un dominicano conseguir documentación para viajar a otros lugares”.

“Queremos un tiempo más aquí a ver como se puede solucionar esto, aunque sea hasta que pase el invierno, hasta que uno encuentre para dónde ir. No estamos interesados quedarnos aquí; incluso nosotros viendo a la persona, que nos de la cara, que nosotros entramos en cuello de pago se le sigue pagando mensualmente. Que venga, es lo único que queremos… que alguien se acerque para entrar en un acuerdo, por lo menos hasta que pase el invierno”, concluyeron.


Comentários


Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
Noticias destacadas
Noticias recientes
bottom of page