El proyecto inconcluso de José Martí
- Eduardo Torres-Cuevas
- 19 may 2020
- 2 Min. de lectura

El día anterior a caer en combate, Martí comienza a escribirle una extensa carta a su «queridísimo hermano» Manuel Mercado. Su inesperada muerte la dejó inconclusa. El texto es suficiente para conocer las esencias y las estrategias del proyecto revolucionario martiano. Una gran incógnita se levanta con la última palabra escrita. Por lo pronto, el texto desmitifica la romántica y especulativa idea de que el Maestro buscara la muerte en el encuentro de Dos Ríos
El día anterior a caer en combate, Martí comienza a escribirle una extensa carta a su «queridísimo hermano» Manuel Mercado. Su inesperada muerte la dejó inconclusa. El texto es suficiente para conocer las esencias y las estrategias del proyecto revolucionario martiano. Una gran incógnita se levanta con la última palabra escrita. Por lo pronto, el texto desmitifica la romántica y especulativa idea de que el Maestro buscara la muerte en el encuentro de Dos Ríos. Como guía de un pueblo que ha lanzado a la guerra, debía ser el primero en enfrentar al enemigo, pero no desconoce los riesgos necesarios. Con orgullo escribe: «Ya puedo escribir (…). Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice y haré, es para eso». No hay desánimo ni tristeza y, lo más importante, piensa con entusiasmo en lo que hará.
El proyecto martiano ha transitado por varias etapas. Primero, unir lo que imperiosamente ha de estar unido; segundo, organizar y concientizar las fuerzas todas del país para la guerra necesaria y la creación de un nuevo modelo de república que no perpetúe «con formas nuevas o con alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia, sino fundar en el ejercicio de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud»; la República Cubana sería «justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, en el trabajo y en la concordia, levantada con todos y para el bien de todos».
La tercera etapa es la creación del Partido Revolucionario Cubano, instrumento real y práctico preparador de la guerra, creador y unificador de revolucionarios, batallador frente a los partidos coloniales y a la peligrosa corriente anexionista. La cuarta etapa apenas se iniciaba cuando cae en combate, la guerra de independencia y la creación de la república «en medio de la guerra». Todo lo hecho hasta Dos Ríos apenas era el preámbulo de la construcción de la Cuba pensada y soñada por Martí.
Comments