Columna Pagana
- Colombina
- 3 ene 2020
- 2 Min. de lectura
Un marica
Quizás el último que se otorgaba a sí mismo esa condición.
Un emblema del candombe que no era ni negro ni montevideano: Julio Sosa Piel Kanela, falleció a los 86 maltratados años de vida. Nació un 5 de setiembre de 1933 en Nico Pérez.
Comparto unas palabras exactas para su despedida: “Hace 70 años Agustín Lara te bautizó Piel Kanela y así te llamaste para siempre. Le arrancaste todos los secretos a la noche a pesar del dolor de la discriminación. Te reías cuando te decían gay como queriendo suavizar la cosa, cuando vos fuiste obligado a defender tu condición de marica a pura guapeza y trompadas en los cabarets del Bajo.
Tu carisma te hizo ídolo de la gente común. Ellos veían en vos a un hombre libre que no se callaba nada. Se sentían representados. Te querían, te respetaban y te admiraban. Y tus defectos te hacían más humano, más igual a ellos.
Desde tu bastión en el Cerrito fuiste solidario sin hacer alharacas. Con otros comparseros que no tenían donde ir en sus últimos años como la Negra Johnson, con los vecinos, con los gurises de la Teletón y hasta con aquellos que llegaban hasta tu casa buscando que la umbanda les solucionara los problemas.
Hay tristeza en el aire y cuesta despedirte estimado amigo.
Te ganaste en buena ley el derecho a la eternidad y a descansar en paz escuchando a Adriana y sus fantasmas de febrero.
Te fuiste ganador, pero no porque tu comparsa fue la última campeona en el Concurso y en las Llamadas, te fuiste ganador porque con 86 años seguías apostando a la renovación y a la juventud.
Nos hiciste creer que eras eterno y ahora te vamos a extrañar un montón.”
Cuando te viniste ilusionado a Montevideo, mientras limpiabas baños de los burdeles para sobrevivir, lograste subir al Cerro. Mirando la ciudad “bajo tus pies” gritaste: algún día me vas a homenajear. Ese momento llegó porque fue declarado hace algunos años, Ciudadano Ilustre de Montevideo.
Para el adiós, te acompañó tu cuerda de tambores, la de Tronar, aquél nombre que se te ocurrió tomando algo fresco en la rambla bajo un intenso calor. Un calor de tormenta que se desató con un terrible trueno: “Tornar de tambores”.
Colombina se quedó sin maestro de Mama Vieja.
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