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“Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria”

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 8 oct 2019
  • 5 Min. de lectura

….Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir.

Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo. Y lo creen de manera tan impúdica que no vacilan en publicar, como la cosa más natural del mundo, las circunstancias casi universalmente ya aceptadas en que lo ultimaron después de haber sido herido gravemente en combate. No han reparado siquiera en la repugnancia del procedimiento, no han reparado siquiera en la impudicia del reconocimiento. Y han divulgado como derecho de los esbirros, han divulgado como derecho de los oligarcas y de los mercenarios, el disparar contra un combatiente revolucionario gravemente herido.

Y lo peor es que explican además por qué lo hicieron, alegando que habría sido tremendo el proceso en que hubiesen tenido que juzgar al Che, alegando que habría sido imposible sentar en el banquillo de un tribunal a semejante revolucionario.

Y no solo eso, sino que además no han vacilado en hacer desaparecer sus restos. Y sea verdad o sea mentira, es el hecho que anuncian haber incinerado su cadáver, con lo cual empiezan a demostrar su miedo, con lo cual empiezan a demostrar que no están tan convencidos de que liquidando la vida física del combatiente liquidan sus ideas y liquidan su ejemplo.

Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta Tierra. Y la forma ejemplar y el desinterés con que defendió esa causa no osan siquiera discutirlo sus más encarnizados enemigos.

Y ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa se agigantan, cada día que pasa se adentran más profundamente en el corazón de los pueblos. Y esto ya lo empiezan a percibir los enemigos imperialistas, y no tardarán en comprobar que su muerte será a la larga como una semilla de donde surgirán muchos hombres decididos a emularlo, muchos hombres decididos a seguir su ejemplo.

Y nosotros estamos absolutamente convencidos de que la causa revolucionaria en este continente se repondrá del golpe, que la causa revolucionaria en este continente no será derrotada por ese golpe. Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de nuestro pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso pensamos que lo hemos perdido? Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz. Pero el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, y de ese patrimonio nosotros —que lo conocimos tan de cerca— podemos ser en grado considerable herederos suyos.

Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra, ¡nos dejó su ejemplo! ¡Y el ejemplo del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo, el ejemplo del Che debe ser el modelo ideal para nuestro pueblo!

Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!

Che se ha convertido en un modelo de hombre no solo para nuestro pueblo, sino para cualquier pueblo de América Latina. Che llevó a su más alta expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria.

¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario! Y cuando se hable de internacionalista proletario, y cuando se busque un ejemplo de internacionalista proletario, ¡ese ejemplo, por encima de cualquier otro ejemplo, es el ejemplo del Che! En su mente y en su corazón habían desaparecido las banderas, los prejuicios, los chovinismos, los egoísmos, ¡y su sangre generosa estaba dispuesto a verterla por la suerte de cualquier pueblo, por la causa de cualquier pueblo, y dispuesto a verterla espontáneamente, y dispuesto a verterla instantáneamente!

Y así, sangre suya fue vertida en esta tierra cuando lo hirieron en diversos combates; sangre suya por la redención de los explotados y los oprimidos, de los humildes y los pobres, se derramó en Bolivia. ¡Esa sangre se derramó por todos los explotados, por todos los oprimidos; esa sangre se derramó por todos los pueblos de América y se derramó por Viet Nam, porque él allá, combatiendo contra las oligarquías, combatiendo contra el imperialismo, sabía que brindaba a Viet Nam la más alta expresión de su solidaridad! Es por eso, compañeros y compañeras de la Revolución, que nosotros debemos mirar con firmeza el porvenir y con decisión; es por eso que debemos mirar con optimismo el porvenir. ¡Y buscaremos siempre en el ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha, la inspiración en la tenacidad, la inspiración en la intransigencia frente al enemigo y la inspiración en el sentimiento internacionalista!

*Parte del discurso pronunciado por el Cdte. Fidel Castro Ruz en la velada solemne en memoria del Cdte. Ernesto Che Guevara , en la Plaza de la Revolución el 18 de octubre de 1967.


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