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¿Quién se hace responsable de la aplicación de Glifosato en los arrozales?

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 21 may 2019
  • 3 Min. de lectura

¿En que condiciones manipulan el glifosato los trabajadores del arrozal?.

Las denuncias que hablan del trato que reciben mujeres y hombres que viven y trabajan en Arrozal Treinta y Tres vienen desde lejos en el tiempo.

La mayoría de ellas, hablan del destrato que reciben quienes cometen la osadía de reclamar por mejores condiciones de trabajo sobre todo si se tiene en cuenta que allí, el empleo de productos tóxicos, es algo habitual, cotidiano.

El tema es que desde la Dinama se avisa antes cuando van a ir a inspeccionar, y lo mismo ocurre con el Banco de Seguros del Estado o del Ministerio de Salud Pública, y cuando llegan las inspecciones algunas de las irregularidades que motivaron la denuncia fueron corregidas, manifestaron los trabajadores consultados.

Serias afectaciones de salud, presenta uno de ellos debido al contacto directo con Glifosato , algo que le ha originado afectaciones en su sistema respiratorio, en el hígado y páncreas.

Desde el año 2015 la OMS reconoce toxicidad cancerígena de nivel 2 al herbicida glifosato

«El glifosato es un herbicida de amplio espectro y el que se produce en mayor cantidad a nivel mundial. Es la sustancia activa que se emplea en más de 750 formulaciones comerciales diferentes para usos agrícolas, forestales, urbanos y aplicaciones domésticas. Su uso ha aumentado fuertemente con el desarrollo de los cultivos transgénicos resistentes a glifosato” (Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer).

Alrededor del 80% de los cultivos transgénicos en el mundo han sido diseñados para crecer con glifosato. Las ventas anuales de agrotóxicos conteniendo este principio activo se estiman en 6 mil millones de dólares.

La Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado en la última reunión de marzo de 2015 (Lyon-Francia) que hay suficientes evidencias científicas para considerar que el herbicida más ampliamente empleado –glifosato- es “probablemente carcinógeno humano”, la segunda categoría en toxicidad cancerígena.

Para esta declaración, el IARC reunió a un grupo de trabajo formado por 17 expertos de 11 países y encabezado por Dra Kathryn Z. Guyton para investigar la carcinogénesis de 5 pesticidas organofosforados (Tetrachlorvinphos -prohibido en la UE pero no en EEUU-, Parathion, Malathion, Diazinon y Glifosato). Dicha evaluación ha sido publicada en el último número de la revista The Lancet Oncology.

La investigación del IARC concluye lo siguiente:

El glifosato ha sido detectado en el aire por fumigación, en el agua y en la alimentación.

Se han encontrado “evidencia de asociación positiva limitada” (no hay certeza absoluta de relación causal) en seres humanos de la carcinogenicidad del glifosato.

En estudios de control de caso por exposición ocupacional en los Estados Unidos, Canadá y Suecia se ha detectado un aumento de los riesgos de contraer linfoma no Hodgkin, incluso después de controlar la concurrencia con otros plaguicidas, aunque en el estudio de cohorte de Salud Agropecuaria no se ha notado un incremento significativo de este cáncer.

En ratones de sexo masculino, un estudio ha probado que el glifosato provoca una tendencia positiva de desarrollar carcinoma túbulo renal, un tumor muy raro. Un segundo estudio en ratones machos encontró también una tendencia positiva de hemangiosarcoma.

En otros dos estudios con rata macho, el glifosato aumentó los islotes de adenoma de células pancreáticas. Una formulación del glifosato promueve tumores de piel en estudios con ratones.

Se ha detectado glifosato en sangre y en orina de trabajadores agrícolas, lo que indica que es absorbido.

Se sabe que los microbios del suelo degradan el glifosato en aminomethylphosphorico (AMPA). Se ha detectado AMPA en sangre tras envenamientos lo que sugiere que se produce metabolismo microbial en seres humanos.

El glifosato y las formulaciones comerciales con glifosato inducen daño en cromosomas y en ADN de mamíferos y en células humanas y animales in vitro.

Un estudio informaba de incremento de marcadores en sangre de daños cromosómicos en residentes de diversas comunidades rurales después de fumigar con agrotóxicos que contienen glifosato.

Tras todas estas evidencias, el grupo de trabajo del IARC calificó al glifosato como “probablemente carcinógeno en humanos” (categoría 2A) porque, aunque la evidencia es “limitada” en humanos, es “suficiente” en animales y se combina con estrés oxidativo y genotoxicidad en pruebas mecánicas; es decir de 3 niveles de análisis, 2 son concluyentes y uno limitado. Sólo hay una categoría superior a ésta (Grupo 1) cuando también se concluye relación causal en humanos; entonces la calificación es rotunda: “carcinógeno en humanos”.


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