1 de mayo de 1886 y una lucha que sigue vigente
- La Juventud Diario
- 1 may 2019
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En su lucha por la jornada de 8 horas de trabajo, la clase obrera norteamericana organizada preparó largamente una huelga general sincronizada para el 1 de mayo de 1886, fecha a partir de la cual todas las organizaciones participantes se obligaban a imponer en los hechos la vigencia de esa reivindicación. Ya durante el mes de abril numerosas empresas, que previeron la extraordinaria pujanza del movimiento en gestión, concedieron las ocho horas sin reducir el salario. Llegado el 1 de mayo , no menos de 5.000 empresas y unos 350.000 obreros , entraron en huelga. En varios gremios el triunfo fue total e inmediato. En otros se logró la jornada de diez horas que en su momento fue una importante conquista. 125.000 obreros obtuvieron las ocho horas el día fijado; 75.000 más a fin del mes de mayo y otros 50.000 un poco más tarde, mientras un millón más, vio reducida la jornada.
Pero no todas las patronales reaccionaron saludablemente al reclamo obrero. En Chicago, donde los trabajadores vivían en las peores condiciones, la jornada de 14 a 16 horas diarias era corriente. La gran fábrica de maquinaria agrícola Cyrus Mc Cormick, despidió a 1.200 obreros que se adhirieron a la huelga y los reemplazó parcialmente por krumiros, defendido por equipos de detectives contratados privados, y amparados por la complacencia de la policía y la impunidad judicial.
Por su parte, de 35 a 40 mil trabajadores continuaban la huelga. Al término del día 3 de mayo, unos 8.000 huelguistas esperaron a los rompe huelgas para escarnecerlos. Hubo un choque con fuerzas policiales; los detectives privados aprovecharon la ocasión para abrir fuego, el que fue rápidamente apoyado por la policía y quedaron seis muertos y cincuenta heridos entre los obreros. La indignación de los trabajadores se manifestó en nuevos llamamientos a la lucha. Se convocó para el 5 de mayo a un mitin en la plaza del mercado de heno que debía tener un carácter de protesta violenta, aunque posteriormente se resolvió tornarla pacífica. Se reunieron 15.000 personas que escucharon los discursos de dirigentes obreros anarquistas: Hessois Auguste Spies, Albert Parsons, Michel Schwab. Cuando la muchedumbre se desconcentraba al finalizar el acto, la policía irrumpió en la plaza y comenzó a dispersar violentamente a la concurrencia. Una bomba fue lanzada contra el destacamento represivo y hubo 8 muertos en filas policiales. La masacre consecutiva llevada a cabo por la tropa y refuerzos fue espantosa. Nunca se supo el alcance exacto de las víctimas , pero se ha calculado en un centenar.
Se hicieron numerosas detenciones y se procesó a los tres oradores y otras cinco personas, sobre las que se hizo recaer la responsabilidad del atentado contra la policía: Samuel Fielden , Georges Engels, Louis Lingg, Adolphe Fisher y Oscar Neebe.
Tras largos meses de una parodia de juicio, se dictó sentencia el 20 de agosto de 1886 , condenando a los ocho acusados a la horca. En marzo de 1887 se apeló y en setiembre se confirmó la pena, conmutándosela a Samuel Fielden por trabajos forzados a perpetuidad y a Neebe por quince años de prisión.
Siete años más tarde una revisión del proceso determinó la inocencia de los condenados , se liberó a los condenados y se rehabilitó a los muertos.
La clase obrera norteamericana , a través de la Federación Americana del Trabajó resolvió , a partir del 1 de mayo de 1890 parar por ese día y manifestar por las reivindicaciones de sus miembros en homenaje a los mártires de Chicago. El Congreso Internacional Socialista de París de 1889, del que surgió la Segunda Internacional, adoptó como suya esa fecha y llamó a la clase obrera de todos los países para “…exigir a los poderes públicos la reducción legal de la jornada de trabajo a ocho horas t la aplicación de las otras resoluciones del Congreso Internacional de París”.
Desde entonces , la clase obrera de todo el mundo hace del 1 de mayo una jornada de lucha , de solidaridad internacional de los trabajadores.
Parte del texto de los editores de “La guerra social en Chicago”. Jose Martí.
Ediciones América Nueva.1962
Titulo: La Juventuid.
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