Controladores aéreos: “No tenemos sillas, tenemos esqueletos”
- La Juventud Diario
- 30 mar 2019
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Foto: Actau
Luego de la compra especial de Ancap, los controladores aéreos señalan que ellos tienen "un cementerio de sillas", ninguna adecuada, se lee en una nota publicada en el portal Ecos.
Los controladores aéreos señalan que las sillas que utilizan están en muy mal estado y que denunciaron la situación hace dos años. La situación se compara con la compra de sillas especiales para la Refinería de La Teja.
Desde el 2017 la Asociación de Controladores de Tránsito Aéreo del Uruguay (Actau) tiene en curso una denuncia por las malas condiciones edilicias y de mobiliario de sus lugares de trabajo.
El gasto de más de un millón de pesos en 12 sillas especiales por parte de Ancap para la refinería de La Teja puso en el tapete nuevamente la falta de respuestas para el reclamo de los controladores.
“No tenemos sillas, tenemos esqueletos. En algún momento fueron buenas, pero no se les hizo el mantenimiento adecuado”, dijo a ECOS Andrés Cabrera, vicepresidente del sindicato.
Luego de que algunas dejaran de poder utilizarse se compraron sillas comunes de oficina. “Algunas de ellas duraron solamente algunos meses porque eran de muy mala calidad. Tenemos un cementerio de sillas rotas”, señaló.
Por su parte, Mario Librán, secretario de Actau, dijo que la situación es igual en Montevideo como en el interior. Carrasco, Punta del Este, Melilla, Colonia, Salto y Rivera son algunos de ellos.
Los controladores están las 24 horas del día y los 365 días del año monitoreando el tránsito aéreo. Eso lo hacen sentados frente a monitores. Por lo tanto, necesitan sillas especiales para su confort y salud laboral.
Cabrera informó que las sillas adecuadas se compraron por última vez en 2001 y si bien aún están dentro de la vida útil, el gran uso y la falta de mantenimiento las han deteriorado en gran medida.
“Si bien desde la asociación hemos trabajado mucho para mejorar el bienestar de los trabajadores, la fatiga que genera estar en asientos no adecuados es muy grande”, dijo Librán.
Pero el reclamo de los funcionarios no está solo en las sillas, sino también en las condiciones edilicias de las torres de control. “Algunas se llueven, las conexiones eléctricas están mal, hay humedades y las paredes descascaradas”, detalló Cabrera.
“Falta de rubro, no hay plata”. Eso es lo que les contestan cuando hacen los reclamos. La denuncia presentada está en la órbita del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pero aún se está esperando la inspección de ese organismo.
Para explicar la compra de las sillas en Ancap, la vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky, habló de los controladores aéreos para ejemplificar cuáles son algunos de los trabajos que necesitan ese tipo de asiento. Lo que no mencionó fue la realidad de estos trabajadores. “A nosotros no nos molesta que se compren sillas para otros lados si se necesitan, pero queremos que a nosotros nos tengan en cuenta”, señaló Cabrera.
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