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Dólares, cultura e ideología

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 27 feb 2019
  • 12 Min. de lectura

Yanquis go home, cantó Ali Primera.

Estados Unidos arrecia con sus ataques contra la República Boliviaria de Venezuela. Intenta destruir el proyecto que comenzó a edificar Hugo Chavez, para apoderarse así de una de las reservas petrolera más grandes, además de yacimimientos de una lista importante de minerales. Para ello no descarta ningún método. Ninguno de los que ha utilizado a lo largo de la historia para invadir países, saquear sus recursos naturales y eliminar gobiernos que le son adversos. La historia también nos da ejemplos de quienes desde el ámbito cultural se prestan para esos intereses de manera consciente o muchas veces debido a la ignorancia politica y se ubican en una postura "imparcial" , favoreciendo así al agresor . La agresión promovida desde Estados Unidos contra Venezuela, tuvo su show artístico en la frontera de este país con Colombia, el viernes 22, cerca de Cúcuta. El espectáculo generó respuestas contudentes para algunos de los que acudieron al llamado del multimillonario británico que puso los dólares. También, el posicionamiento contrario a la autodeterminación de los venezolanos adoptado por una reconocida figura de la cultura panameña y latinoamericana, motivó la respuesta de un destacado nombre de la cultura cubana, Silvio Rodríguez. CARTA ABIERTA A MIGUEL BOSÉ Edmundo Moure Rojas(*) ¿Quién te otorgó la prerrogativa de darnos cátedra, a los latinoamericanos, de política, sociología, historia o filosofía? Tú, hijo cerril de torero adinerado, cantante retrasado de vaudeville, que viniste en 1981 a moverle el culo al tirano Pinochet y a su corrupta mujer, ¿vienes a darnos lecciones de democracia? Recuerda que eres nieto del mal gallego Franco, otro nefasto tirano que sí debió haber sido fulminado por Dios, aunque no por tu dios Borbón, ese que bendecía los tanques alemanes y las tropas "selectas" de Mussolini para avasallar a la República Española; recuerda que eres siervo de otro inútil reyezuelo, que juega al rey demócrata mientras le hace venias al imperialismo de USA, que no lo es, puesto que se trata de un aberrante oxímoron: los reyes tienen tanto apego a la democracia como tú al respeto por el público, ahora que no cantas, asmático "cantaor" de malas bulerías, "españolillo" y nunca hispano como tu homónimo, Miguel de Unamuno, ni como Antonio Machado, el gran poeta. Si Dios fulminara a los tiranos –ni se ocupa de ellos como no se desvela por los desvalidos– hubiese borrado del mapa a Francisco Franco antes de que pisase La Moncloa; a Pinochet antes de que incendiara La Moneda; a Trump antes que pisoteara la Casa de Abraham Lincoln; al mismísimo Piñera, fantoche internacional, antes de que oficiara de aprovechado delfín de Augusto el Canalla. Te sugiero que desaparezcas de los escenarios, donde tu voz hiede como tu barriga de satisfecho. Calla, Bosé, vuelve a tu Madrid "cosmopolita" y ahógate con una mala sangría, puesto que ya no traes sangre en tus venas de chulo postfranquista. América nuestra, Amerindia, ya está saturada de malos españoles como tú. Guarda tu capa de torero, no sea que el Minotauro termine de darte por culo. (*) Nota de Redacción. Nacido en Galicia , radicado en Chile, teniendo la doble nacionalidad. Contador de profesión y escritor . Fue presidente de Sociedad de Escritores de Chile. Ha publicado veintiún libros. Quince en Chile y seis en galicia. Fundó el Centro de Estudios Gallegos de la Universidad de Santiago. ----------oo0oo---------- JUAN LUIS GUERRA: SOLIDARIO CON TRUMP Y GUAIDÓ Por Narciso Isa Conde (*) Las agencias de noticias internacionales y los grandes medios de comunicación que conforman la dictadura mediática mundial bajo el mando de EEUU, han dado cuenta de que el destacado canta-autor dominicano, Juan Luis Guerra, asistió al espectáculo “VENEZUELA AID LIVE” (siempre en inglés), realizado en Cucutá-Colombia, en “un gesto solidario” con ese hermano país. En verdad muchos medios se equivocaron de “medio a medio” a la vez: Juan Luis, con ese “gesto” realmente se mostró solidario con los designios de Donald TRUMP, Pentágono, CÍA y Departamento de Estado de EEUU, que han creado la PRESIDENCIA FICTICIA de Juan Guaidó dentro una estrategia de desestabilización, golpe de Estado e invasión a una Venezuela que rescató hace dos décadas su soberanía. En el caso del brillante músico quisqueyano se trata penosamente de un paso que resulta mucho más vergonzoso que el que dieron su propios colegas solidarios con la fórmula Trump-Guaidó-intervención, participantes también en el referido concierto bajo la sombrilla del neofascista Iván Duque y las siete bases militares gringas enclavadas en tierra colombiana. Esto así, sobre todo si se tiene en cuenta que su patria dominicana fue invadida en 1965 sobre la base de mentiras muy parecidas: aquí para “salvar vidas” y allá frente a una “crisis humanitarias”; aquí contra la “dictadura castro-comunista” que entrañaba la revolución democrática-constitucionalista de abril y allá contra la “dictadura de Chávez y de Maduro”, aliada al “comunismo cubano”. Y esto de cara a una Venezuela donde la ultraderecha Venezolana y EEUU, controlando gran parte de la economía y los medios de comunicación, ejercen democráticamente el derecho a matar presidentes, dar golpe de Estado, desplegar guerras económicas, desabastecer el comercio, robarse las divisas y llamar a la invasión de EEUU. A una Venezuela que ejerce el derecho de autodeterminación sobre un territorio preñado de petróleo, oro, gas, agua, biodiversidad y minerales estratégicos, que el imperio quiero asaltar. En definitiva, Juan Luis –respetable siempre por su inmensa calidad artística- políticamente dejó de ser aquel Juan Luis. Se olvidó de Juan Bosch y de Caamaño. Del Niágara en bicicleta. De su postura anticolonialista y anti-imperialista de antaño. Del rol que jugó a raíz de la conmemoración del IV Centenario de la conquista de América. De su cercanía con el pueblo. Se fundió con las elites sociales. Se convirtió en multimillonario, olvidando su pasado y sus ideas juveniles. Asumió el salto a la clase dominante-gobernante, dejándose condicionar por las grandes disqueras de Miami y los grandes capitales del mundo del espectáculo. Rechazó invitaciones cubanas para complacer presiones norteamericanas. Y ahora arriba a un punto de degradación política-ideológica que además de mucha pena, provoca una inmensa vergüenza ajena. Tanto talento. Tanta fama. Tanto aprecio y cariño. Tantos reconocimientos. Para finalmente acompañar a Trump, Guaidó, Almagro, Carriles, Uribe, Macri, Bolsonaro, Luis Orlando Hernández, Danilo y toda esa cáfila despreciable. Para fundirse en un abrazo con lacayos, paracos, traidores, OEA, e invasores. ¡Cuánta lástima! Sobre todo por aquello de que vale más como se termina frente a la patria-humanidad, que como se comienza frente a ella; independientemente de los méritos profesionales acumulados durante muchos o pocos años de vida. (26-02-2019, Santo Domingo, RD) * Nota de Redacción El autor es un destacado luchador revolucionario, político, escritor y ensayista dominicano. ----------oo0oo---------- Joan Manuel Serrat:

Esperemos que tras el concierto en Cúcuta no venga muerte y miseria, porque muchos serían sus cómplices

El cantautor catalán Joan Manuel Serrat criticó duramente al madrileño Alejandro Sanz, en torno a su participación en el concierto “Venezuela Aid Live” realizado el pasado viernes cerca de Cúcuta, en Colombia, para recaudar dinero para una supuesta “ayuda humanitaria” para Venezuela. “El concierto fue un acto político. Eso es de obvio conocimiento y natural intuición. Todos esperamos que detrás de ello no venga muerte y miseria, porque entonces muchos serían los inadvertidos cómplices“. Serrat escribió sus palabras en Instagram, en una discusión luego de que el cantante y compositor argentino Coti Sorokin,autor de la canción “Color Esperanza”, reclamara públicamente a Diego Torres que la hubiera interpretado en el citado concierto, organizado por el multimillonario dueño del grupo Virgin, el británico Richard Branson. “Como autor de Color Esperanza les digo que es una canción que sólo está a disposición de la gente, no de políticos”, tuiteó Coti Sorokin el pasado 22 de febrero en la tarde, momentos después de que Torres interpretara la famosa canción en el concierto en Cúcuta. Coti Sorokin, cuyo nombre real es Roberto Sorokin Espasa, publicó también su comentario en Instagram, donde obtuvo una gran cantidad de respuestas al respecto. Una de ellas fue del cantante Alejandro Sanz, quien le escribió a Coti tratando de separar la política en el controversial concierto: “La política es la piedra en el camino. La gente es la suela del zapato del que camina. Aquí nadie habló de política, hermano. La política hace tiempo que dejó de tener importancia. Si no queremos hablar de política, no hablemos de ella”. Es de notar que en dicho concierto, desde su comienzo hasta su fin, hubo innumerables comentarios políticos en contra del Presidente Nicolás Maduro y su gobierno. El músico español Miguel Bosé recibió un aluvión de críticas luego de pedir desde el concierto a la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachellet, que “mueva sus nalgas” y usara su autoridad contra el gobierno venezolano, al tiempo que exigió desde la tarima la salida del Presidente Maduro del poder. Coti le respondió a Sanz: “¿Qué bien nacido podría no estar de acuerdo con verdadera ayuda humanitaria? ¿En cada rincón donde se necesite? Esperemos que en este caso los camiones no vengan con tanques detrás y dejen una estela de más hambre, más muertos, más violencia y más desesperación como otras veces sí ha ocurrido. Esa es mi esperanza”. Ante ello, Serrat también publicó a Alejandro Sanz su respuesta arriba citada. Aunque Serrat borró su comentario después, Coti le respondió con un smiley y otros usuarios de Instagram dejaron comentarios haciendo referencia a la respuesta de Serrat. El medio venezolano Últimas Noticias publicó en su cuenta Twitter una captura de su comentario. El post de Coti generó 547 comentarios para el momento de redactar esta nota, muchos de ellos apoyando su posición. El concierto “Venezuela Aid Live”, fue publicitado como un intento de recaudar 100 millones de dólares para una supuesta “ayuda humanitaria” para Venezuela. El gobierno venezolano ha denunciado que esta supuesta “ayuda”, que es suministrada por agencias del gobierno de Estados Unidos, es una maniobra para realizar una intervención militar en el país. La Cruz Roja Internacional y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se han negado a participar en esta entrega de ayuda humanitaria, porque no es autorizada por el gobierno venezolano. Sobre dicho concierto, el Presidente Maduro indicó el 21 de febrero que “se ha concebido como un show, un guión hollywoodense” y un “espectáculo mundial”. El ministro venezolano para la Cultura, Ernesto Villegas, señaló ese día que era la primera vez que se hacía un concierto “para legitimar y bendecir lo que a todas luces es una agresión militar contra un país soberano”. El día después del concierto, se produjeron numerosos disturbios en la frontera entre Colombia y el estado Táchira, en Venezuela, por parte de opositores venezolanos que fomentaron disturbios, actos violentos y falsos positivos para tratar de doblegar a militares venezolanos y pasar varios camiones con supuesta ayuda humanitaria por los puentes fronterizos. Los ataques no tuvieron éxito. Los disturbios dejaron más de 40 heridos. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------ Silvio Rodríguez respondió a las críticas de Rubén Blades por la situación en Venezuela "¿Será que él no sabe lo que es una revolución social?" indicó el cantautor cubano. El cantautor cubano Silvio Rodríguez respondió las críticas del cantante panameño Rubén Blades, quien cuestionó al gobierno venezolano y al presidente Nicolás Maduro a raíz de las protestas sociales que se viven en el país sudamericano. En una misiva publicada por la Gobernación de Mérida, Venezuela, el cubano cuestionó las críticas de Blades, a quien lo recordó como "uno de los abanderados de la canción social en América Latina" hasta hace algunos años. "Las verdaderas revoluciones son siempre difíciles. Che Guevara sabía algo de eso y decía que, en las verdaderas, se vence o se muere, porque una revolución no es una tranquila, pacífica obra de beneficencia, como cuando las encopetadas damas de la alta sociedad salen a hacerle caridad a los que no tienen justicia", señaló Rodríguez en su carta. Añade en su misiva, refiriéndose al panameño, que "¿Será que él no sabe lo que es una revolución social?". "Todo me lo explico, pero tengo la tristeza de que ya no podré escuchar a Rubén Blades como ese cantor de nuestra América que quiso ser", concluyó. La carta completa de Silvio Rodríguez Las verdaderas revoluciones son siempre difíciles. Che Guevara sabía algo de eso y decía que, en las verdaderas, se vence o se muere, porque una revolución no es una tranquila, pacífica obra de beneficencia, como cuando las encopetadas damas de la alta sociedad salen a hacerle caridad a los que no tienen justicia. Una revolución es un vuelco, una ruptura, un abrupto cambio de perspectiva. Es cuando los oprimidos dejan de creer en que los que mandan –los que los oprimen– tienen la verdad de su lado, y piensan que el mundo puede ser diferente de como ha sido hasta entonces. Pero claro que los opresores no se resignan a abandonar sus posiciones de dominio y luchan a vida o muerte por ellas, aunque aparentemente, los "otros" sean sus connacionales: enseguida se enajenan de la mayoría del pueblo, porque las revoluciones –no los golpes de estado– siempre son obra de la mayoría. En un respetuoso diálogo con el presidente venezolano aunque no tanto con sí mismo, el cantautor Rubén Blades, hace años uno de los abanderados de la canción social en América Latina, expone su concepto de revolución: Para mí, la verdadera revolución social es la que entrega mejor calidad de vida a todos, la que satisface las necesidades de la especie humana, incluida la necesidad de ser reconocidos y de llegar al estadio de auto-realización, la que entrega oportunidad sin esperar servidumbre en cambio. Eso, desafortunadamente, no ha ocurrido todavía con ninguna revolución[1]. Ni va a ocurrir en ninguna revolución verdadera, Rubén. No era sino la voluntad de mejorar la calidad de vida de la gente lo que inspiró la Reforma Agraria cubana, que entregó parcelas a miles de campesinos sin tierra y, esencial para procurar mejor calidad de vida, fue la alfabetización cubana de 1961,–porque no hay autorrealización sin saber leer–pero enseguida llegaron la invasión de Bahía de Cochinos y el bloqueo económico que es repudiado cada año en la ONU, aunque acaba de cumplir 52. Me fascina esa idea de que una revolución social "satisface las necesidades de la especie humana", y claro que eso solo lo hace una revolución cuando se la ve históricamente: no habría democracia ni derechos humanos sin la prédica de los iluministas: sin Voltaire, Montesquieu, Rousseau, pero los que llevaron adelante esas ideas en la práctica social, los que las impusieron como "necesidades de la especie humana" –Danton, Marat, Robespierre , porque las monarquías gobernaban por derecho divino– guillotinaron a la aristocracia francesa que se rebeló contra ellas, la aristocracia que ahogaba en sufrimientos, en miseria los derechos de lossans culottes, acaso los que Evita Perón llamó en su momento "los descamisados" y Martí "los pobres de la tierra". El tiempo ha pasado, nos recuerda Blades, pero los derechistas venezolanos llaman "los tierrúos" a esos pobres sin zapatos que ellos explotan en el siglo XXI. Es imposible que una revolución haga felices a los dos grupos, porque la revolución va a dar justicia, y hacer justicia no es una fiesta de cumpleaños. Es decir que nunca ha habido una revolución social como entiende Blades que debe ser. ¿Será que él no sabe lo que es una revolución social? Según se deduce de lo que escribe, no lo la sido ni la inglesa, ni la francesa, ni la rusa, ni la mexicana, ni mucho menos la cubana que lideró Fidel Castro. Presumo que tampoco la venezolana de hace doscientos años, pese a que Blades escribe de esa Venezuela que ama como "el pueblo de Bolívar". Y ¿qué hizo el Libertador? ¿Una tranquila y plácida obra de bienestar social? No gritó Patria o Muerte, sino que firmó un decreto de guerra a muerte para los enemigos de la patria, que eran los de la revolución. Blades no sólo lo proclama ahora en esa respuesta a Maduro, sino que lo cantaba en sus canciones latinoamericanistas: "de una raza unida, la que Bolívar soñó". Entonces, ¿el intento de realizar el sueño de Bolívar no es el proceso integrador que emprendió Chávez, y que enfrenta a un imperio que nos quiere divididos, sino que únicamente servirá para mover el culo bailando salsa? Y cantar a voz en cuello: "A to'a la gente allá en los Cerritos que hay en Caracas protégela". A "to'a esa gente" la protegen, además de María Lionza, los médicos de Barrio Adentro, porque esos que gritan y agreden en las calles no se ocuparon jamás de la salud de los venezolanos humildes. Tal vez fue María Lionza la que los mandó a bajar de los Cerritos, cuando el golpe de estado de abril de 2002, para sitiar el ocupado palacio de Miraflores y exigir el regreso del presidente que habían elegido. No te dejes confundir, Blades, "busca el fondo y su razón", y trata de entender las revoluciones de la historia, no las que soñamos para tranquilizarnos. Para Blades, el programa político del chavismo "obviamente no es aceptado por la mayoría de la población". Lo que quiere decir que la mayoría que eligió a Maduro, no lo es. Blades ignora las 18 elecciones ganadas por el chavismo y el casi 60% de votantes que el PSUV obtuvo en las elecciones de diciembre–que la derecha dijo que sería un plebiscito–y declara mayoría a los representantes de la vieja derecha derrocada por Pablo Pueblo, porque ese hombre –nos recordó Neruda–despierta cada doscientos años, con Bolívar. Me recuerdo a mí mismo, en los años setenta, en el antiguo apartamento de Silvio Rodríguez, con su puerta negra en la que había golpeado el mundo, descubriendo los primeros trabajos de Rubén Blades con la orquesta de Willy Colón. Nos encantábamos de encontrar una salsa patriótica, "La maleta", aunque sabíamos que no eran ideas unánimes entre los latinoamericanos. Ninguna idea hondamente renovadora consigue apoyo unánime, al menos cuando aparece: el poder establecido –eso que los norteamericanos llaman stablishment–tiene muchos resortes, muchas maneras de "convencer", de imponer sus intereses, y sabe que son pocos los que no ceden ante ellos. Una cosa es cantar y otra vivir lo que se canta, y cantarlo en todas partes. Tengo vivo el recuerdo de ese extraordinario salsero que es Oscar D'Leòn, cantándole, en los años ochenta, a un público cubano que lo adoraba, que llenaba un coliseo de 15 mil localidades para escucharlo y cantar con él. Lo recuerdo feliz, arrojándose al suelo del aeropuerto de La Habana para besar la tierra de la isla al partir y, a las semanas, lo vi abjurando de su viaje a Cuba, cuando los magnates del disco en el Miami contrarrevolucionario, lo acusaron de comunista por cantar en La Habana, y amenazaron con cerrarle todas sus puertas, que eran también las más lucrativas de su realización como artista. Oscar sabía que esa derecha, esa burguesía –y mucho menos el poder imperial que tenían detrás– no bromeaban: a Benny Moré, que era el mejor cantante de América Latina, la RCA Víctor no le grabó un disco más cuando decidió quedarse a vivir y a cantar en la Cuba revolucionaria. Todo me lo explico, pero tengo la tristeza de que ya no podré escuchar a Rubén Blades como ese cantor de nuestra América que quiso ser.


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