Ninguna solución progresista. Por un cambio real con participación popular
- La Juventud Diario
- 27 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Las elecciones en Brasil serán de gran importancia en este próximo fin de semana tanto en el país norteño y para toda Latinoamérica. El ex militar J. Bolsonaro ha crecido y apunta a ser presidente, sobre todo por las innumerables e incalificables deserciones del PT y sus principales dirigentes, que en vez de servir al pueblo se sirvieron ellos. Los grandes responsables son los dirigentes petistas que fueron sumisos al dinero, pudrieron su alma y vida, estafando y mintiendo a su pueblo. Las políticas de conciliación, acuerdos con la derecha y las grandes multinacionales no sirven a los trabajadores, lesionan gravemente la soberanía nacional, aumentan la concentración de la riqueza, contaminan el medio ambiente y aumentan exponencialmente la miseria y la violencia ciudadana. Como parte de cobrarse deudas ilegitimas e inmorales, los organismos financieros internacionales se van apropiando de partes físicas de los países y los recursos naturales quedan entonces en manos de las grandes multinacionales con base logística en E.E.U.U. y los principales países europeos. Los avances sobre los recursos naturales de los países latinoamericanos no es novedad, pero no deja de llamar la atención la actitud cipaya de dirigentes que gritan para un lado pero esconden su cabeza en nido ajeno. Hoy viernes 25 de octubre, con una masiva movilización se entregarán las firmas para que se plebiscite la ley de riego, dirigentes de los más fuertes partidos del oficialismo, en los últimos días salieron a defender la ley votada en el senado y la cámara de diputado, con la oposición de la U.P. y un solo diputado del Partido Nacional. Varias veces este progresismo se puso al frente de luchas y demandas populares, sin embargo llegado al gobierno con mayorías parlamentarias y sociales, es operador del F.M.I. y sus multinacionales, así lo corrobora esta ley de riego. El ministro D. Astori desde que llego al palacio de Hacienda en el 2005, se relacionó directamente con el FMI y toda su política tuvo ese grotesco plafón. En los anales de la historia progresista el sr Astori figurará como el gran mandamás de la economía uruguaya o como primer ministro o jefe de gabinete, siempre con almibaradas relaciones con el imperio pero con escasísimo respaldo obrero y popular. Los números condenan al oficialismo, la gente está viviendo mal, pero el ministro y su sequito tendrán amparo mediático para cubrir su gestión. En los primeros años de este frenteamplismo progresista, cuando los flujos de capitales llegaban con cero control y no se sabía cuán ilegales eran o los commodities lograban buenos rendimientos, muchos actores políticos y sociales se silenciaron porqué se recuperaban ciertos parámetros perdidos en el 2001 - 2003. Poco y nada importaba si los que pagaban más impuestos eran los trabajadores y profesionales y se favorecía a las multinacionales. Salir de la debacle evitaba cualquier análisis y se descalifico cualquier crítica, así, paso a paso fue el pueblo invitado a seguir a dirigentes políticos y sociales que terminaron justificando la corrupción y la concentración de la riqueza y hoy deben mentir ante la realidad del capitalismo.
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