Páginas Sueltas: Cómo respondió Artigas gobernante a los reclamos por seguridad
- La Juventud Diario
- 23 jun 2018
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Escribe el profesor Pablo Freire
Es importante retener la noción de gobernante, porque ni en este caso ni en los otros del pensamiento artiguista se trata de ideas lanzadas sin contacto con la realidad, como a veces se plantea en algunos medios que ubican al jefe de los orientales en un mundo irreal sin tiempo ni lugar. Artigas tenía en 1815 la autoridad política y militar en la Provincia Oriental, si bien a esta última le daba mayor atención. Delegaba los temas no bélicos en el cabildo de Montevideo, integrado como desde sus comienzos coloniales por los grandes comerciantes y latifundistas montevideanos.
Los reclamos por seguridad venían desde todos los sectores de la sociedad, referidos a la vida en la campaña donde estaba la mayor parte de la población. Reclamos por la seguridad personal y por los bienes, expuestos a la presencia de delincuentes de distintas procedencias en un terreno abierto y sin fronteras firmes. Por cierto la voz que resonaba con más fuerza era la parte de la sociedad representada en el cabildo, básicamente pretendía que la autoridad estatal defendiera sus propiedades y protegiera el comercio. Reclamo que venía de la época colonial, porque aunque nos rechine a los orientales de hoy, el poder de la burguesía mercantil, latifundista, esclavista, manufacturera y prestamista existía antes de la constitución y el estado, y por supuesto después.
Y por supuesto que el Cabildo recibió respuesta: fue el texto conocido como Reglamento de tierras, que en realidad se dirigía a solucionar los problemas de seguridad en forma integral.
Porque además de reorganizar la policía de campaña, el texto dedica la mayoría del articulado a dictar normas para el reparto de tierras y ganado, con la obligatoriedad de afincarse y producir. Disponiendo además en forma expresa que los y las más pobres fueran beneficiados.
Los orientales deberíamos tener presente ese texto, que desde entonces vincula la delincuencia con las injusticias nacidas del régimen de tenencia de la tierra.
El documento fue mal recibido en Montevideo, de hecho el Cabildo optó por la resistencia pasiva, aplicando la fórmula burocrática de la colonia hispánica: se acata pero no se cumple.
El caudillo debió no solo insistir sino amenazar con bajar a Montevideo a hacer una “alcaldada”, es decir destituirlos a todos.
Los repartos comenzaron y la sociedad rural inició un proceso transformador que se truncó cuando se unieron los poderosos locales con las fuerzas de la expansión colonial portuguesa.
Cuando escuchamos el griterío de quienes piden que se consiga la seguridad ciudadana con más represión, cabe preguntarse: ¿se truncó también la memoria artiguista, elevar la condición de vida de los humildes para mejorar la seguridad?
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