Pensar
- Gonzalo Abella*
- 17 abr 2018
- 5 Min. de lectura

La Unidad Popular ha hecho un buen trabajo con su único diputado, ha dado señales de ser diferente a los demás partidos, y crece, como lo señalan las encuestas. Pero ¿a qué atribuye usted que no crezca mucho más?
Las buenas preguntas de los periodistas no son para responder rápido; son para pensar honestamente.
Una primera respuesta asoma con claridad: cuando las ideas de la izquierda son desprestigiadas por un Gobierno que en su nombre hace lo contrario de lo que dice, la derecha aplaude doblemente. Aplaude a su nuevo socio en la defensa del privilegio, la opresión social y el saqueo del patrimonio; y aplaude el desprestigio del discurso de izquierda, que refuerza su propio argumento de que las leyes del mercado son las únicas que funcionan en el planeta.
Pero ahora vienen tiempos de vacas flacas. En el relato de la Biblia, el Faraón había soñado con siete vacas flacas que devoraban a siete vaca gordas, y el profeta hebreo José interpretó el sentido del sueño: siete años de prósperas cosechas serán devorados por siete años de hambruna. Es en las malas que se conocen los amigos, sean personas físicas o gobiernos. Habría que agregar que en las malas también se conocen a los falsos amigos y a los enemigos.
Y en las malas el Gobierno del FA muestra de qué parte está. Sólo que su discurso demagógico, que busca confundir, sumado al pantano de inmoralidades en el que se hunde, y a su guerra interna en la que sus dirigentes se arrancan los ojos, y a sus rastrillos de izquierda que siempre prometen un ya imposible cambio por dentro, desilusionan a la gente, la asquean. “¡Basta!” dicen muchos; “Ahora sabemos que son todos iguales”.
Para crecer como UP no sólo debemos hacer lo que hacemos (que dicho sea de paso, es lo que todos deberían hacer: actuar según lo que se cree). Actuamos coherentemente guiados por principios. Pero para crecer más como UP necesitamos además darnos a conocer y demostrar dos cosas: que somos diferentes y que nuestras propuestas son posibles de realizar y absolutamente necesarias para sobrevivir como pueblo.
Nuestras intervenciones no deben ser descargas emocionales. Deben denunciar con fundamento y proponer con alegría. Hay que hablar más sobre lo que hacemos, con ejemplos concretos, y hay que conocer muy bien, estudiar el trabajo de nuestro equipo parlamentario en sus propuestas, en su fusión con las causas populares, y en sus denuncias siempre fundadas.
El centro de la perversidad del actual Gobierno no se expresa en las limosnas del MIDES, que son mejor que nada. En tiempos de vacas flacas, estas limosnas se vuelven menos eficientes, y el aumento de gente en situación de calle desmiente más que nunca las mentiras de las cifras oficiales. Hay que hablar de estos hechos concretos.
Comparto con ustedes un cálculo sencillo del que hablé el viernes. El Gobierno del FA ha multiplicado por tres la deuda púbica, pero una parte recién la estaremos pagando en el 2055. Buena cosa aplazar el pago; para ese año, o avanzó el Socialismo en el Planeta o estaremos agonizando por la penuria ambiental. Parecería algo bueno… si no fuera porque ahora hay que pagar 3 mil millones de dólares al año en intereses. Con 3.000.000.000 de dólares al año podría construirse 30.000 casas dignas cada año para familias trabajadoras. A un ritmo de 30.000 casas en un año, resolverían totalmente el problema de la vivienda en tres años, para todos nosotros y para los trabajadores inmigrantes que están hacinados en pensiones sucias y malolientes y en los asentamientos de Montevideo, Maldonado y el santoral canario. Darían trabajo estable a la construcción y a las industrias nacionales anexas. Claro que con un Gobierno popular, habría otros agujeros urgentes para tapar: pero, digamos, con la mitad de esa suma tendríamos resuelto el problema en seis años.
Hay que seguir trabajando con estos ejemplos concretos. Nuestra mejor propaganda es el sentido común de nuestras propuestas y su brújula popular. Otro camino es posible.
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El laberinto
Entre nuestro pueblo trabajador y su única expresión política, que es la UP-AP, aparece un laberinto transparente, construido con paredes de cristal blindado. No lo vemos, pero está. Se interpone a la esperanza del cambio verdadero y necesario.
El voto obligatorio empuja a la gente a entrar en el laberinto. Con mayoritaria irritación, o con minoritario entusiasmo, la gente camina por él tanteando los espacios, y choca con paredes que no ve. Finalmente, aturdida por mensajes confusos, encuentra un camino de salida y, con el voto en la mano, emerge hacia la urna en la fecha preestablecida. Sólo muchos meses después descubre que la salida era falsa, que la llevó al mismo punto de partida del que quería alejarse.
Ofrecemos una guía práctica para evitar las salidas falsas y sus carteles engañosos.
Falsa Salida del cambio interno del FA. Por ella se cae en brazos de personas acomodadas en cargos, que prometen una rectificación de rumbo ya imposible, y sólo buscan arrastrar votos descontentos para los oportunistas de siempre.
Falsa Salida del voto anulado. Se sale a un barranco vacío y se oyen los ecos de la carcajada de los que siguen gobernando.
Falsa Salida de partidos “ecologistas”, “independientes” y pulgarcitos varios. Se llega a un universo fragmentado e inoperante, donde de forma “independiente” no se cambia nada y se separan los problemas reales de la única solución posible, que es la liberación nacional.
Falsa salida de la Derecha Antigua. Tiene tres puertas contiguas que dicen PN, PC y P de la Gente Rica. Si se hace esta opción, hay que tener cuidado de no desviarse un poquito, porque es difícil distinguirlas de las que dicen PERI y PI
La mitología griega dice que Teseo logró entrar al laberinto, matar al Minotauro opresor y salir con vida porque Ariadna, enamorada, le dio un hilo con el que el héroe recorrió sus trampas sin equivocarse. El hilo salía de un ovillo inagotable y su despliegue por los pasillos recorridos, ayudaba a recordar de dónde se venía e impedía equivocarse y volver atrás.
El hilo de Ariadna es la memoria del pueblo. Desde el ovillo de dolor y luchas acumuladas, el hilo se despliega, nos orienta, a condición de que no lo soltemos.
La Unidad Popular nos espera en la única salida verdadera. Se distingue por su aroma de amanecer definitivo. Ese amanecer rojo sobre el verde de la tierra recuperada es la bandera que escolta la salida. No estamos en ella definitivamente mientras seamos pocos; necesitamos la multitud que nos abrace, nos controle y nos guíe.
Muchos vendrán con los moretones y cicatrices por haber tropezado tanto, por haberse estrellado, confiados, contra los muros, en su búsqueda del amanecer definitivo. Son tan imprescindibles como aquellos que encontraron de inmediato la salida verdadera, quizás por circunstancias especiales que los guiaron hacia allí.
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* Maestro e historiador, integrante del Coordinador Nacional de Unidad Popular
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