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Ford Argentina cómplice del terrorismo de Estado

  • Foto del escritor: La Juventud Diario
    La Juventud Diario
  • 21 feb 2018
  • 2 Min. de lectura

El primer juicio sobre lo que ocurrió en la Ford Argentina.

“La empresa es responsable, nos marcó”, dijo ayer Pedro Troiani

Ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, Pedro Troiani, ex trabajador de Ford Motors, contó cómo fue secuestrado en la planta de General Pacheco a partir de información aportada por la empresa. También habló del encierro y las torturas que sufrió junto a otros obreros.

Los acusados son Santiago Riveros y dos ex directivos de Ford por delitos en perjuicio de 24 trabajadores.

Hacía seis años que Pedro Troiani era delegado de la sección de reparación final de la planta de General Pacheco de la Ford Motors Argentina, en donde trabajaba desde principios de la década del 60, cuando fue secuestrado y torturado en las instalaciones de la empresa, desaparecido en la comisaría de Tigre y “blanqueado” en Devoto y la cárcel de La Plata. Ese periplo duró un año, pero sus consecuencias fueron más extensas.

“La tortura la sufrimos porque estuvimos ahí, pero los familiares nuestros más que nosotros, porque no sabían dónde encontrarnos. Perdí un montón de cosas, perdí mi trabajo, perdí mi libertad”, contó ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, su primer testimonio en el juicio oral que analiza responsabilidades civiles y militares por esos crímenes que sufrieron 24 obreros de la automotriz.

Troiani fue detallista durante su testimonio, atento a responder cada pregunta que le realizaron a lo largo de más de tres horas. El otro obrero que iba a declarar ayer, Carlos Propato, no pudo hacerlo por cuestión de tiempo. Fueron, ambos, de los primeros en llegar a los tribunales de San Martín. Estaban contentos y nerviosos.

Troiani temía olvidarse de datos, que la emoción “lo traicione”. Esperó más de 40 años el momento que llegó finalmente ayer. Relató no solo lo que sucedió en la fábrica y lo que sufrió en carne propia entre el 24 de marzo y mayo de 1977, también describió la cotidianidad de la fábrica antes del golpe de Estado, los regímenes rígidos de seguridad y control que la empresa ejercía sobre los empleados.

No obstante, en aquellos años, el cuerpo de delegados tenía diálogo con la empresa: con Guillermo Galarraga, el gerente de Relaciones Laborales, incluso con el presidente Nicolás Courat. A Pedro Muller, sindicado como el segundo en la escala de poder de la empresa, lo veía “casi todos los días”, ya que controlaba “permanentemente” la producción en la planta en donde él trabajaba. A Héctor Sibilla, entonces jefe de seguridad de la planta, también lo conocía. Ambos están acusados de delitos de lesa humanidad cometidos contra Troiani y otros 23 obreros de la Ford durante la última dictadura. Junto a ellos también está acusado el ex jefe de Institutos Militares Santiago Riveros. Ninguno de los tres participó de la audiencia ayer. Courad y Galarraga fallecieron antes de poder ser juzgados.

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