D. Trump entorpece intercambio científico entre EE.UU. y Cuba
- Tomado de Granma
- 1 dic 2017
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Las investigaciones en el IPK benefician a toda la humanidad.
Durante el gobierno de Barack Obama, Cuba y los Estados Unidos llegaron a un acuerdo para los ensayos clínicos de una novedosa vacuna contra el cáncer de pulmón en un instituto de Nueva York
Las recientes medidas de la administración de Donald Trump que endurecen la aplicación del bloqueo, limitan los viajes y entorpecen el comercio entre Cuba y Estados, dejan una víctima inesperada: el boom de colaboraciones científicas entre los dos países que sobrevino tras el 17 de diciembre del 2014.
Aunque las nuevas normas de Washington no apuntan explícitamente a la ciencia, y se mantienen vigentes las licencias para los viajes de los académicos, existe una «atmósfera tóxica» que genera «incertidumbre» sobre los esfuerzos de cooperación, asegura un artículo de la prestigiosa revista Science.
Los viajes de científicos estadounidenses a Cuba están disminuyendo y también los de sus colegas cubanos a Estados Unidos, ya que la Embajada norteamericana en La Habana no está procesando los visados correspondientes y será necesario viajar a un tercer país, añade la publicación.
El impacto de las medidas va incluso más allá y es un factor disuasivo para muchos especialistas interesados en los trabajos de la mayor de las Antillas.
Los departamentos del Tesoro, Comercio y Estado anunciaron a comienzos de noviembre la entrada en vigor de nuevas regulaciones sobre el tipo de actividades que pueden realizar los estadounidenses en Cuba, que llegan al punto de listar el tipo de bebidas gaseosas que están autorizadas.
Asimismo, se emitió una alerta general de viaje a la Isla con el injustificado argumento de los riesgos de sufrir un ataque acústico como los alegados por diplomáticos estadounidenses en La Habana, sobre los cuales no existe prueba alguna e incluso son negados por la evidencia científica. Tampoco se conocen reportes de afectaciones sonoras por parte de alguno de los cuatro millones de turistas que visitaron el país este año.
Como ejemplo de las afectaciones, la publicación cita una conferencia programada para comienzos de diciembre por el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí de Cuba (IPK), a la que planeaban asistir colaboradores estadounidenses. «Todos, menos uno, han desistido».
Dos investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dijeron al IPK que tenían problemas porque los funcionarios de la agencia les prohibieron viajar a Cuba.
Las limitaciones alcanzan el nivel gubernamental, de acuerdo con Science. Cuatro becas con fondos de investigación concedidas el año pasado al IPK por el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. están ahora suspendidas. El dinero se iba a destinar a estudios sobre arbovirus como el zika, chikunguña y dengue.
«La salud no conoce de fronteras ni las enfermedades tampoco», asegura a Granma Gail Reed, fundadora de una organización dedicada a la cooperación médica con Cuba (Medicc, por las siglas en inglés de Medical Education Cooperation with Cuba).
Reed señala que ya está demostrado que los mosquitos que transmiten el zika y el dengue se encuentran en las tres cuartas partes de los Estados Unidos. «El mayor conocimiento sobre estos virus se encuentra en Cuba, en el IPK, que es un centro colaborador de las organizaciones mundiales y panamericanas de la salud».
De acuerdo con Reed, las medidas de Trump demuestran no solamente una «falta de sensatez», sino una «falta de preocupación de la salud de los propios norteamericanos, al no permitir que científicos de su gobierno intercambien con sus contrapartes cubanas».
Algunos estadounidenses han decidido sortear las barreras por su cuenta.
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