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3 de diciembre día internacional por el no uso de plaguicidas

  • de RAPAL Uruguay
  • 1 dic 2017
  • 5 Min. de lectura

En Uruguay la fumigación con Gligosato es la más utilizada.

El 3 de diciembre es una conmemoración que fue establecida por las 400 organizaciones miembros de la Red de Acción en Plaguicidas, PAN Internacional (Pesticide Action Network) en memoria de más de 500.000 personas intoxicadas y más de 16.000 personas fallecidas esa noche en Bophal, India, en 1984, debido al escape de 27 toneladas del gas tóxico metil isocianato, utilizado por la transnacional agroquímica Union Carbide para fabricar plaguicidas. Actualmente, más de 100.000 personas sufren enfermedades crónicas producto de esta catástrofe. Los muertos llegan a más de 25.000.

Ese día se refuerza el llamado de atención, especialmente a las autoridades, sobre los graves problemas sanitarios y ambientales que genera el uso de agrotóxicos a nivel global y nacional. Los impactos en salud humana por exposición a plaguicidas cancerígenos y alteradores del sistema endocrino son particularmente preocupantes en las mujeres y niñas, sobre lo cual alertan especialistas en salud y miembros de las sociedades de Endocrinología.

Desde que se impuso la agricultura de monocultivos con uso intensivo de agrotóxicos, especialmente de Plaguicidas Altamente Peligrosos, las intoxicaciones, efectos crónicos y muertes son recurrentes. Además se ha contaminado el aire, suelos, aguas y alimentos causando profundos desequilibrios en los ecosistemas, graves impactos en la biodiversidad, deforestación y pérdida de la fertilidad de los suelos. En toda América Latina, Uruguay no escapa de esta realidad, se reporta la muerte masiva de abejas y polinizadores por neonicotinoides y por el uso indiscriminado de plaguicidas en los diferentes cultivos.

El mayor costo social son las muertes y las intoxicaciones agudas y crónicas que afectan a trabajadores/as agrícolas y a la población expuesta a plaguicidas. Sin embargo no se ha prestado atención a los impactos de carácter crónico derivados de la exposición a plaguicidas. Las mujeres y las niñas tienen una particular vulnerabilidad a plaguicidas que alteran la función endocrina, como es el caso de los insecticidas; clorpirifos, captan, cipermetrina, tebuconazole, lambdacialotrina, amplaimente utilizados ampliamente en Uruguay, causan daño al desarrollo neurológico, deterioro reproductivo, cánceres y defectos de nacimiento. Las mujeres son particularmente vulnerables durante las etapas críticas del desarrollo: en el útero, la primera infancia, la adolescencia, el embarazo, la lactancia y la menopausia.

Situación en Uruguay

De acuerdo a un artículo periodístico publicado en agosto 2017, “La doctora Laura Taran de la Unidad de Toxicología Laboral y Ambiental, coautora del estudio “Intoxicaciones por plaguicidas agrícolas y veterinarios en el Uruguay” divulgado en 2013, analizó los casos de intoxicaciones registrados entre enero de 2002 y diciembre de 2011. Taran analiza ahora los casos de 2015. “No hay mucha variación”, se adelanta a decir. En los diez años transcurridos entre 2002 y 2011, y también en 2015, hubo alrededor de 300 casos de intoxicación por plaguicidas por año. La tasa a nivel nacional se sitúa en 7,9 casos cada 100.000 habitantes, similar a lo que ocurre en la región. Hay grandes diferencias al interior de nuestro territorio: en la década estudiada, los departamentos de Rocha, Soriano, Lavalleja y Florida presentaron altas tasas (entre 14,19 y 17,16 casos cada 100.000 habitantes)”.

El artículo de prensa continúa diciendo que, “Las intoxicaciones pueden ser voluntarias (suicida y homicida) e involuntarias (accidentales, laborales y ambientales). Entre 2002 y 2011 hubo 2.602 casos de intoxicación por plaguicidas. De ellos, la cuarta parte fueron suicidios o intentos de autoeliminación (25,9%) y hubo un solo caso de intento de homicidio.

La mayoría de las intoxicaciones fueron no intencionales. Dentro de ese grupo sobresalieron los casos laborales (35,9%), les siguieron los accidentales (25,7%) y los de contaminación ambiental (2,8%). Los casos de intoxicación por “desvío de uso” ocupan una buena proporción (6,1%) y se dan cuando se utiliza para el control de la pediculosis o la sarna en humanos, un producto que está registrado para uso veterinario o agrícola.”

En la década mencionada, la cipermetrina –insecticida de uso agrícola y veterinario– encabezó la lista de principios activos que provocaron intoxicación (365 casos). Le siguieron el glifosato (271 casos) y el diazinon (253 casos), insecticida organofosforado de uso veterinario que es (mal) usado para combatir la pediculosis en niños. El clorpirifos, insecticida organofosforado de uso agrícola, provocó en la década 126 intoxicaciones. La lista de principios activos es larga. Si se agrupan según el uso, el primer lugar lo ocupan los insecticidas, les siguen los ectoparasiticidas (veterinarios) y luego los herbicidas. Los casos de intoxicación por herbicidas fueron los únicos que aumentaron en la década estudiada. En el período no se dieron casos fatales por intoxicaciones laborales; hubo 50 fallecimientos, 82% de las cuales fueron suicidios.”

Glifosato en Uruguay

Es uno de los herbicidas más usados en nuestro país, en marzo de 2015, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al glifosato como “probable cancerígeno para los seres humanos”. El glifosato se utiliza ampliamente en todo el mundo, pero sobre todo en los cultivos transgénicos resistentes a este herbicida, como es el caso de la soja transgénica, siendo en este momento el que ocupa la mayor extensión de hectáreas cultivadas.

Efectos en el ambiente: muerte de abejas

Entre el 23 y el 30 de agosto de este año, fueron alrededor de dos mil las colmenas afectadas en el litoral oeste del país, departamentos de Salto y Paysandú, por el uso de un potente insecticida. Los insecticidas fueron utilizados para obtener cítricos sin semillas, que son exportados, con el objetivo de atender el “deseo” de los consumidores del norte, nosotros nos quedamos con los impactos negativos ecológicos, y además económicos, en el sector apícola.

Seguramente esta situación es un muy buen negocio para las empresas exportadoras de cítricos, pero, ¿será esto un buen negocio para el país? La evaluación la debería de hacer el Estado y la comunidad política.

La muerte de las abejas ha sido un hecho que se ha repetido año tras año, debido al uso de plaguicidas e insecticidas de la familia de los neonicotinoides, que actúan en el sistema nervioso central de los insectos, como son el clotianidina, imidacloprid, tiametoxam y el fipronil, todos autorizados y usados ampliamente en nuestro país.

Sin embargo no solo los insecticidas han impactado económicamente el sector apícola, en este contexto cabe resaltar que Alemania pasó de comprar 90% de la producción de miel uruguaya a sólo 15%, debido al glifosato

Importaciones de plaguicidas en aumento

Los últimos años nuestro país ha tenido un aumento sustancial del uso de los agrotóxicos, dado que la extensión agrícola y forestal es cada vez mayor, y aún mayor lo será si se aprueba la segunda planta de celulosa de UPM.

En busca de otro modelo

Por último queremos valorar el trabajo que en Uruguay hacen los productores/as agricultores orgánicos y agroecológicos, diferentes movimientos sociales, y miembros de asociaciones civiles que se oponen a un modo de producción agrícola contaminante y extractivista.

A todos los que abogan por la instauración de sistemas y comunidades agroecológicas y contra la expansión de los monocultivos y su paquete de plaguicidas y agrotóxicos asociado, los invitamos a enriquecer y acrecentar nuestras acciones en este 3 de diciembre.

Por una agricultura que contribuya a enfrentar el cambio climático y a proteger la salud de la población uruguaya con cultivos agroecológicos y semillas libres de plaguicidas, patentes y transgénicos.

Solicitamos que se prohíba el uso de plaguicidas Alteradores del Sistema Endocrino (EDCs por sus siglas en inglés), los reconocidos como cancerígenos y de la categoría de Plaguicidas Altamente Peligrosos, por sus efectos agudos y crónicos (según la OMS y FAO).

Necesitamos políticas públicas preventivas que apoyen la producción orgánica y agroecológica para avanzar hacia sistemas alimentarios inclusivos, con producción de alimentos saludables y protección de las y los trabajadores agrícolas, consumidores, abejas y polinizadores, flora, fauna y ecosistemas.

RAPAL Uruguay

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