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La costa se inunda por las políticas económicas y sociales de siempre.

  • Por Leonardo Luzardo
  • 27 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

(foto del blog de El Corresponsal )

Lo primero es hacer un poco de historia de cómo se forma la Costa de oro.

La costa era antes un sistema de dunas móviles que cambiaban de lugar por los vientos costeros. Esto imposibilitaba la venta de fracciones pues no se podía construir viviendas, entonces a los especuladores inmobiliarios se les ocurrió la idea de fijar esas dunas. ¿Cómo? Forestando con pinos marítimos del viejo continente, ni siquiera son autóctonos. Una vez solucionado ese problema se fraccionó y procedieron a su venta. Pero esa fijación de las dunas también trajo aparejado el cambio de cursos de arroyos y secado de bañados. Consecuencia de ello en muchas zonas, cuando llueve, se puede observar cómo calles se transforman en verdaderos cauces por donde el agua va hacia el mar.

Más adelante en el tiempo se empieza a construir la ruta Interbalnearia para comunicar las diferentes localidades y principalmente con Punta del Este, sin prever que las aguas tienen necesidad de seguir pasando hacia el mar y tampoco se previeron los pasajes necesarios.

Además toda la zona tiene muy poca pendiente y la napa freática está muy cerca de la superficie haciendo imposible que la arena absorba el agua en cantidades significativas.

Hay que tener en cuenta además que, entre el arroyo Carrasco y el arroyo Pando, en pocos años se pasó de 35000 a 120000 habitantes, siendo que el país no tuvo un crecimiento significativo demográfico, sino mas bien que, a través de políticas económicas, la emigración del campo a Montevideo presionó la emigración hacia zonas más accesibles económicamente y la búsqueda del contacto con la naturaleza.

En definitiva, la costa era un sistema ambiental con sus propias características y dinámica que se trasformó de manera artificial o producto de la sinergia como les gusta decir a los tecnócratas y debido a la falta de planificación, o mejor dicho, no a la falta de planificación , sino a la planificación en base a las necesidades de los capitales extranjeros y a sus exigencias, como se pueden ver en la privatización del Parque Roosevelt con las inversiones millonarias programadas, siendo las necesidades de los canarios otras que las que nos proponen.

Se hace necesario pensar en un departamento desde las capas más necesitadas, pero en forma concreta con soluciones reales. Si la costa está pensada desde lo turístico, si viajan varias decenas de miles de trabajadores a la capital a trabajar, si para esos miles sólo es una ciudad dormitorio, entonces la creación de fuentes de empleo genuino es urgente, la agroindustria podría jugar un papel decisivo ya que es un departamento predominante agrícola.

Nos proponen una ciudad ¨Smart city¨, una ciudad inteligente basada en las tecnologías de la comunicación e inclusión social. No pueden solucionar las inundaciones y quieren llevarnos al siglo 21!!! Cómo se podrán integrar los miles que viven en los asentamientos del lado norte de la Interbalnearia que estos días ven empeoradas hasta el límite las condiciones de vida si no es con la creación de fuentes de trabajo con sueldos decorosos y de producción de riqueza , con planes de vivienda como lo propone la bancada de la UP, con un sistema de salud que priorice las necesidades de la gente y no de los prestadores privados y una educación acorde a las necesidades de los trabajadores y no de las empresas transnacionales.

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