Chile lucha contra las administradoras de pensión
- HST
- 26 jun 2017
- 10 Min. de lectura

Patricio Guzmán conversó con la Juventud en la Facultad de Ciencias Sociales, durante su estadía en Montevideo
Mientras se anuncia que el Consejo de Ministros abordará este lunes la situación de la seguridad social en nuestro país, la Juventud conversó esta semana con Patricio Guzmán, economista chileno y referente del Movimiento No+AFP que lucha en Chile por la eliminación del régimen de capitalización individual.
- Patricio, te ha tocado estar como referente en esta lucha contra las administradoras privadas de fondos en Chile, y vienen librando una larga batalla
- Nosotros empezamos esta lucha contra las AFP, que se llama el sistema de capitalización individual privado en Chile, que lleva ocho o diez años. Es en los últimos dos años que ha tenido una gran eclosión y se ha transformado en un movimiento masivo, transversal en toda la sociedad. Primero porque las pensiones son cada vez más miserables, esa es la palabra. Todo apunta, incluso los expertos partidarios de mantener el sistema, están de acuerdo que van a ser peores en el futuro. En segundo, porque el modelo que nosotros tenemos, es un modelo que está en la base de la capitalización en favor de grandes grupos económicos y multinacionales. En otras palabras, se toma el ahorro forzoso previsional de los trabajadores y mediante la inversión en bolsa, se permite que aquellas grandes empresas (las únicas que pueden especular en la bolsa o tomar capital desde la bolsa) se hagan con estos capitales y se apalanquen sobre ellos para hacer sus negocios. Estos capitales son gigantescos. Hoy día en Chile son el 70% del producto del país; y serían más que el producto si no fuera porque en la gran crisis del 2008, 2009, perdimos en la especulación un tercio de todos los fondos.
- ¿Todos los fondos están en esas empresas?
- Hay dos tipos de inversión posible, de renta variable (básicamente acciones), de renta fija, que son bonos de deuda. En general cuando le hacemos esta crítica dicen: no, tenemos inversiones en varios miles de empresas, y es cierto; pero lo que no dicen es que el grueso de las inversiones están en diez bancos y veinte grandes grupos económicos.
- ¿Esas inversiones se hace sin ningún tipo de consulta a los trabajadores?
-Aquí hay algo trágicamente divertido, si me permiten la expresión. Dicen que los fondos son nuestros, legalmente son nuestros, pero no tenemos ninguna posibilidad de influir, ni en la gestión, ni en las decisiones que se toman, ni en los directorios que con estos fondos se nombran. Cuando lo explico digo: es como cuando te dicen tú tienes tu casa propia, pero no puedes ir a vivir allí, ni verla, de momento no puedes hacer nada, pero la tienes, es tuya. Es una fábula.
-¿Por qué se han reducido las pensiones, si muchas veces Chile se toma como un modelo de prosperidad?
- Diría que esto nunca fue pensado para dar pensiones. Fue pensado como el principal mecanismo de capitalización de las grandes empresas. Cuando se crearon, a principio del 80, que la economía chilena vivía una crisis brutal, los bancos estaban todos quebrados y rescatados por el Estado. Toda esa precariedad la salvaron gracias a estos fondos previsionales. Lo otro tiene que ver con los ciclos: cuando se crea esto, va de la mano con la privatización del grueso de las empresas del Estado, a un precio que los economistas llaman “precio vil”, muy por debajo de su precio real. Por tanto la rentabilidad que da la propiedad sobre esto es muy grande; la rentabilidad que realmente llega a los trabajadores en sus fondos es mucho menor que la que tienen las empresas, hay una serie de mecanismos para esquilmarnos. El ciclo económico hace mucho que cambió, en todo el mundo la rentabilidad de acciones o bonos de deuda es bajita. Entonces los fondos también tienen una rentabilidad baja.
A todo esto hay que unir otra cosa, muy importante en términos de las pensiones: la gente que se cambió del sistema antiguo al nuevo, tuvo un reconocimiento por parte del Estado, por los años que habían cotizado. Ese reconocimiento fue incompleto, pero aún así significa que, cuando se jubilen, reciben un bono importante que va a sus cuentas de capitalización individual (la AFP las recibe de una todo junto) y al trabajador le permite aumentar un poco su pensión. En la medida que van pasando los años, el bono es mucho menor, o no existe, de manera que ahora se están dando las pensiones que de verdad derivan del propio sistema. A medida que pasan los años, los trabajadores van a irse pensionando con estas rentabilidades más bajas que tiene el mercado de capital y por tanto las pensiones van a ser peores.
- ¿Todos los trabajadores están bajo ese régimen?
- Prácticamente todos, quedan algo así como 630 mil que están en el régimen antiguo, porque no fue obligatorio cambiarse, aunque hubo muchas presiones. En el régimen antiguo cotizaban los trabajadores y los empresarios. Los empresarios, en un marco de alto desempleo en esa época -que llegó hasta un 40 % en esos años- les decían: si usted no se cambia lo voy a tener que despedir. Entonces, de alguna manera te obligaban a cambiarte. Aun así hubo gente que resistió y no se cambió. Esa gente tiene pensiones que son siete u ocho veces superiores a una persona, que en las mismas condiciones, se cambió. Eso da una idea del fracaso del sistema para dar pensiones. No ha sido un fracaso en cuanto a inyectar capital.
-¿Quién financia el sistema antiguo?
- Antiguamente lo que habían eran caja previsionales, por sectores de actividad, e incluso por empresas. Por ejemplo: había una caja de los bancarios, pero el banco del Estado tenía otra. Habían cajas que eran buenísimas, como la de bancarios ( se jubilaban a los 24 años de ejercicio, tenían préstamos blando para comprar la primer vivienda, segundo préstamo blando para una segunda vivienda). Había una en especial, la Caja del Seguro Social, en la cual los trabajadores tenían que llegar hasta los 65 años y esa era para los obreros, si no cotizaban 20 años se quedaban sin nada. Era un sistema muy desigual, muy cooperativista, solidario dentro del gremio en que estabas, pero no solidario para el conjunto de los trabajadores.
-¿Cuál es la alternativa que están planteando ustedes?
- Planteamos un sistema nacional, para todos los trabajadores chilenos, solidario, que llamamos de reparto. Eso significa que los trabajadores activos son los que financian la pensión de los pasivos. Entendemos que hay tres fuentes de financiamiento: la cotización de los trabajadores, la cotización de los empresarios y un aporte regular del Estado. Además, en nuestro proyecto planteamos que además de pagar las pensiones, tenemos que ampliar un fondo (que ya existe, pequeño de 10 mil millones de dólares) como un fondo de reserva de inversión colectiva. De tal manera que nos permitiría cambiar la matriz productiva del país, invertir en cosas beneficiosas para el desarrollo nacional, para el desarrollo social, para la integración de América del Sur. Además, -y esto es muy importante-, nuestro país, como todos nuestros países, está en vías de un proceso de envejecimiento, es mentira que seamos países envejecidos, Chile tiene más de cinco activos por cada pasivo) pero a mitad de siglo probablemente van a ser 2 o un poco más, activos por cada pasivo. La gente vive más y tenemos menos hijos. Todavía estamos en la ventana demográfica, significa que los activos que tienen que financiar no solo a los viejos sino también a los niños, son más. Pero a medida que esas generaciones que se han reproducido poco, empiecen a ser adultos, vamos a ser una población activa menor. Cuando llegue eso va a haber un problema para todos los sistemas, tanto para el de reparto como para el de capitalización individual. Por eso planteamos que ahora que las vacas están gordas, tenemos que prepararnos para la época de vacas flacas, mediante un fondo importante de capitalización colectiva. Hemos hecho todos los cálculos, actuariales, que demuestran que hasta fin de siglo está financiado y nos sobra mucho dinero, si hacemos eso.
-¿Sería un sistema estatal?
- No estrictamente estatal, sería un sistema público, de propiedad social, pero con un ente autónomo de los gobiernos. En un sentido estatal, pero no que el gobierno sea el que decida.
La debilidad de los sindicatos
-¿Quienes participan en esta lucha?
- La base son algunos de los grandes sindicatos, el movimiento sindical chileno pasa por malos momentos, tenemos baja tasa de afiliación, pero algunos de los grandes sindicatos estatales (el bancario, el del comercio) son fundamentales en esta lucha. En todo el país participan muchos más sindicatos, pero es también un movimiento ciudadano. Tenemos coordinadores en las regiones, en las ciudades, en las comunas, que son nuestros barrios, y organizamos mucha gente que no lo está, trabajadores o jóvenes que no están en lo sindical. Tenemos una coordinación permanente. Hacemos congresos, conferencias.
- ¿Han presentado un proyecto alternativo?
- Sí, tenemos un proyecto presentado en todas partes, pero lamentablemente no hay voluntad política, salvo gente muy minoritaria, de escucharnos. Vamos a tener que seguir avanzando en las luchas.
- ¿Hay alguna matriz similar con los otros países de América?
- Esto fue una contrarevolución contra la seguridad social en todo el mundo, por los años 90. Chile es probablemente el país que llegó más lejos en esto. Muchos países que habían establecido sistemas parecidos al chileno, los desarmaron y volvieron al sistema de reparto (Polonia, Hungría, incluso Argentina, que terminó con las AFJP). Ahora estamos en un escenario de renovados esfuerzos por destruir la seguridad social e incorporar la privatización, tanto en la salud como en las pensiones.
- Es una necesidad del modelo...
-Para el capital es un negocio redondo, en el que nunca pierden. Un lugar financiero donde pueden especular y apostar a ganancias grandes, y si ahí pierden no es el dinero de ellos. Esto no es que lo sacaron de la manga en los años 90, por lo menos en Chile es algo que empezaron a estudiar en los 50, a partir de colaboración entre el gobierno chileno y universidades de Estados Unidos, los monetaristas de la época, que eran una fracción marginal dentro del pensamiento económico mundial, pero que existían y estaban presionando contra el Estado y contra la propiedad social.
- Existe el concepto que la seguridad social es costosa para el Estado...
- Más costoso es el sistema de capitalización individual. La conversión del sistema de reparto, las cajas previsionales chilenas al sistema actual, costó 1,3 veces el producto del país, y todavía no terminamos de pagarlo. Por eso en la época de máximo esfuerzo del Banco Mundial y del FMI, por imponer estos sistemas, hubo muchos países que se entusiasmaron y no tenían ni la capacidad política (tenían que chocar con los sindicatos), ni con la capacidad económica de hacer la reforma. Finalmente, hoy día este sistema existe en 10 o 12 países del mundo. Hay 30 países con sistema mixto, como el de Uruguay. Hay 150 países que permanecen en el sistema de capitalización individual.
- El hecho de que sea sistema mixto no le quita gravedad a la aplicación de la capitalización individual en una parte...
- Es que tiene que ver con “si no te puedo quitar todo te quito una parte, esperando el momento para quitarte el resto”. En término de pensiones eso va a resultar muy perjudicial para los que lo hagan, porque si tuvieran un sistema completo, solidario, de reparto, las pensiones serían muy superiores que las del sistema mixto.
- Esto también se logró dividiendo a los trabajadores de acuerdo a sus ingresos.
- Se apuntó sobre todo con un mensaje ideológico que en nuestra sociedad ha calado mucho: el individualismo. Te cuentan una mentira: que tú vas a tener que regalarle a los trabajadores pobres. La verdad es que por ejemplo en el caso chileno que conozco bien, los trabajadores más perjudicados son los de más alto ingreso, los de clase media. Hay algo que llamamos la tasa de pensiones, que es cuanto recibes como pensión respecto a tus últimos salarios. La promesa del sistema es que íbamos a recibir el 70 o 75%; la realidad es que recibimos entre el 33 o 35 %. Si tú lo divides en categorías, los trabajadores de rentas altas tienen una tasa de remplazo del 27%, son más perjudicados. Lo que pasa es que a los pobres, aunque tengan una tasa nominal más alta, no les alcanza para vivir.
-¿Hay una reacción positiva, en cuanto a sumarse para enfrentar esto?
- Los medios convencionales aceptan que más del 80% de la población, en encuestas, dicen que quieren terminar con el sistema de AFP, lo que no significan que tengan la mayoría, en forma muy clara cuál es nuestra propuesta. Estamos tratando de hacer campañas de explicación, que la gente entienda que hay un modelo alternativo. Nos han vendido que esto es lo único posible.
- ¿Las centrales sindicales apoyan esta lucha?
- Para ser sincero diría que no. Han tenido posiciones ambiguas. Hay dirigentes de centrales que la apoyan, como los grandes sindicatos que mencioné. La dirección de la principal central que es la CUT, ha tenido todas las posiciones posibles: defender el sistema con algunas mejoras, que es mejor una AFP pero si fuera del Estado, y también nuestra propuesta, según como estén los tiempos. Han pagado un costo muy grande por esto, falta de credibilidad. La CUT no solo por eso si no por muchas otras razones está pasando por una crisis que algunos califican de terminal, los sindicatos se están retirando en masa. Hay muchas razones, primero falta de respeto por la propia institucionalidad, acaban de ser condenados porque las elecciones del año pasado fueron fraudulentas. Hicieron otra y tienen impugnaciones de fraude, así que capaz las vuelven a anular. Fundamentalmente hay tres partidos allí: el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista y el Partido Comunista. Los que tienen ahora la presidencia son del Partido Comunista. Antes la tuvo mucho tiempo gente del Partido Socialista que se retiraron. La central está muy dividida, cada vez representa menos sindicatos.
- ¿Qué caminos ves para la reconstrucción del movimiento popular?
- La gente sigue peleando. Eso es lo primero, la base para reconstruir. Mucha gente quiere cambiar las cosas, en un sentido positivo. Recetas fáciles no hay. Está claro que hay que reconstruir una central sindical, que es necesario construir sindicatos: hoy en día se discute si representan el 8% de la masa salarial, no hay negociación por rama. Los sindicatos están muy disminuidos y muy fraccionados, porque puedes tener muchos sindicatos dentro de la misma empresa, que negocian en momentos distintos. Acaban de dictar una reforma laboral que prácticamente terminó con el derecho a huelga. No es fácil reconstruir simplemente desde los sindicatos tradicionales -y ojo, yo trabajo en ellos y creo que son importantes y necesarios-, si no mas bien en movimientos como éste, que son dirigidos por sindicatos, pero que consiguen organizar y movilizar a mucha más gente y salen de lo puramente corporativo.
(transcripción: SB)
Comments